lunes, 2 de enero de 2012

Capítulo XXXI: El miedo oculto y la reconciliación.



Si…tal vez tenia que estar tranquila, aliviada…disfrutando cada hora, minuto, segundo… junto con la persona que amaba, que al fin estaba conmigo. Pero no estaba haciendo eso…no ahora, estaba algo intranquila, lo más frustrante era que no sabía la razón. Tal vez era el hecho de que Michael había dejado su casa y que le costaría acostumbrarse a eso de trabajar, estudiar, y cosas normales, pero la verdad era que él se lo tomaba muy tranquilamente, y de todas formas ahí estaba yo para ayudarle en lo que necesitara…pero no, esa no era mi razón, estaba segura que no…me preocupaba…la reacción de su familia… “mi padre se lo tomo bien. Tranquila.”, me había dicho cuando me contó todo en mi casa. Pero no me había atrevido a preguntarle que había pasado con Vanessa. La verdad no me caía nada bien, y yo sabia que estaba en todo mi derecho de eso, era una mala persona, pero a la vez me invadía cierto sentimiento de… ¿miedo?, tal vez estaba exagerando con eso de pensar de ella como  una mala persona, o tal vez yo había visto demasiadas películas en las que las chicas adineradas y con poder, eran muy vengativas…bueno tal vez me estaba dejando llevar por mis infantiles pensamientos, una vez mas. Lo único que quería era que nada nos separará de nuevo, quería ser el aire y el mar de Michael.

-disculpe señorita…-la voz de la chica de la pastelería me saco de mis pensamientos.
-ah…disculpe.
-aquí esta su pastel de fresas con crema.-dijo entregándome el pastel, pague y salí hacia el auto de Michael donde el me esperaba. Él estaba con los vidrios abiertos, con sus gafas de sol viendo hacia enfrente…wow…su perfil era perfecto…a decir verdad todo en él era perfecto… y una vez más me perdí en mis pensamientos-esta vez mas agradables-y no me percate cuando Michael se encontraba enfrente de mi tomando el pastel de mis manos para ponerlo en el auto.

-g-gracias…-dije algo avergonzada por mi distracción. El solo sonrió mientras acomodaba el pastel en el baúl, lo cerraba y me abría la puerta-gracias-dije de nuevo entrando al auto.
-¿Qué te pasa?, estas algo distraída, normalmente me reclamarías por no dejarte “hacer nada por ti misma”-dijo entre risas mientras entraba al auto y agarraba el volante para luego avanzar.
-no me pasa nada. Enserio.-respondí tratando de sonar convincente, no lo quería preocupar.
-no me convences…pero no te presionaré, dímelo cuando desees, ¿ok?
-de acuerdo-dije sonriéndole sinceramente.
-wow, llevas comida, pastel… ¿cómo comeremos eso?
-no te preocupes, tengo hambre, y te aseguro que mis amigas también-dije mientras nos reíamos y seguíamos hacia la casa de Emmily.



-¡¿Quién te dio permiso para invitar gente  a mi casa?!-le reclamaba Emmily a María.
-vamos Emmily la quieres ver, no seas así.
-…de acuerdo…-dijo tomando asiento al lado de su amiga en el sillón- ¿al menos le dijiste que trajera comida?
-no solo traerá comida…
-¿queeeeeeeeee?
-…
-María, dime a quién traerá…
-va a aparecer tu tick de nuevo si no te calmas-decía María aguantándose la risa.
-¡y será tu culpa si no me lo dices ahora mismo!
-ok, ok…solo me dijo que vendría con “alguien”, no sobreactúes…
-ese “alguien”, suena sospechoso, te apuesto a que es un chico.
-si es así me alegro, con lo de su madre…tu sabes… necesita algo nuevo, algo que la llene por completo.
-supongo que si…



-¿Michael?
-¿si?
-…¿Qué pasara con tu hermanito?...-pregunte un tanto preocupada, el lindo hermanito de Michael me tenia preocupada también, una preocupación mas a la lista de razones para no sentirme bien. Noté como la sonrisa de Michael se descomponía escondiendo cierta preocupación.
-papá me dijo que llamara a casa para que mandara a Emmanuel conmigo cuando quisiera. Pero por el momento, esperaré a que todo el drama en mi casa se calme…
-si…es lo mejor.-sonreí y obtuve como respuesta lo mismo por parte de Michael.

Llegamos a casa de Emmily y bajamos del auto con todas las cosas que había comprado, yo con dos bolsas en la mano y Michael con el pastel y una bolsa más. Tocamos el timbre.

-abre tu.
-no, tu.
-QUE TU!, ¡tu los invitaste!
-¡si pero la casa es tuya!
-Emmily, María ya las escuché, ¿podrían abrirme la puerta por favor?, la comida pesa.-esperaba que a Emmily la convenciera eso, y así fue, abrió la puerta con una sonriente María atrás de ella, mire hacia atrás para ver a Michael, estaba sonrojado y algo nervioso, se veía tan tierno así.
-WOW… ¿trajiste al chico de medicina?
-se llama Michael, ¿lo olvidaste?
-ah si…como sea-dijo Emmily dejándonos pasar.
-con permiso, Emmily-dijo Michael educadamente.
-Hola Michael, me sorprende que Caira te haya traído, ¿cómo estás?
-bien, este…María, ¿no?
-sep
-¿desde cuando se hablan?-me pregunto Emmily mientras los observábamos, yo solo me reí para luego dejar las cosas en la cocina y sentarnos a platicar. Platicamos un poco, ellas se recordaron de Michael y todo estuvo genial, hasta que Emmily empezó a echarme en cara todo, ya llevábamos bastante asi.
-Nos abandonaste. Ni una llamada.
-lo siento mucho Emmily, ya sabes como soy.
Michael y María solo nos observaban.
-si…pero aún así, estábamos preocupadas, además no teníamos donde llamarte.
-lo siento…enserio, pero ya estoy de regreso, no sabes lo mucho que las extrañé. ¿Me perdonaras?
-Emmily, no seas orgullosa.
-Ok…-dijo resignada Emmily.
-Gracias-dije abrazándola y siendo correspondida.
-¿y tu?-dije preguntándole a María.
-no hace falta que te disculpes conmigo, yo no soy como Emmily de resentida-dijo con ironía mientras Emmily la fulminaba con la mirada.
-gracias chicas, las quiero mucho.
Dicho eso nos abrazamos las tres, y al ver a Michael algo excluido, lo invitamos a nuestro abrazo mientras nos reíamos y disfrutábamos nuestro cariño.

Definitivamente, a pesar de mis golpes en la vida…estos eran los momentos que hacían que quisiera seguir adelante, mis amigas…y el amor de mi vida…me sentía tan indescriptiblemente dichosa, jamás quería que estos momentos acabarán.




jueves, 22 de diciembre de 2011



F E L I C E S     F I E S T A S !!!

Hola a todas de nuevo!, esta vez me comunico con ustedes para desearles felices fiestas :3
espero que se lo pasen bien y haya paz y amor en sus hogares, y más que todo en sus corazones. Gracias por la amistad que muchas me brindaron en el año, son todas unas grandes personas, enserio, gracias por el apoyo y por leer mis sentimientos hacia Michael en esta humilde novela, son geniales enserio.




Hablando de la novela, estoy escribiendo lo que falta de capítulos , pero tengo que cocinar, arreglar, etc., ya me entienden el revoltijo que se hace en estos días ¬¬, pero en fin...a mi no me emociona demasiado la navidad, pero tengo siempre que ayudar a la querida madre y recibir a la familia cofaburridocof, pero en fin.


Gracias por seguir leyendo!, y quiero ver sus comentarios, son lo que me motiva a seguir enserio D: y hahaha una vez no sé si una de ustedes u otra persona creyó que escribo cosas "cursis y lindas" porque tengo una gran y enorme inspiración en alguna relación propia con alguien, wow que equivocada esa gente ._. si de verdad quieren saber mi inspiración es Michael, el le hace escribir esas "cositas lindas" <3 , porque la verdad soy un desastre ...bueno si quieren saber como es mi vida amorosa escuchen Attention de Tokio Hotel y ahí esta descrita toda mi vida amorosa xD y...de como es mi vida en general escuchen  Ordinary World de Duran Duran, con esas dos canciones se llega a saber mucho de mi U_U, hahaha ¿por qué escribo eso?, ustedes han de estar diciendo "Oh esta loca relatándonos su vida, que a nadie le interesa D:", sep...si piensan así están en toda la razón U_U


En fin sé que las aburro con mis ocurrencias, gracias por aguantarme tanto tiempo :3
Bueno sin mas preámbulos, felices fiestas!, coman mucho, disfruten, y no se emborrachen tanto (???)


Cuídense, son lo máximo T^T~

(づ。◕‿‿◕。)づ un abrazo~



sábado, 17 de diciembre de 2011

Capítulo XXX: Sorpresas y Reencuentros.


¿Cómo pase la noche?...algo así como: me dormía, me despertaba, dormía, me despertaba, y así sucesivamente; creo tome alrededor de diez vasos de leche caliente, y ni siquiera sabía que me gustaba la leche, pero en esos momentos me importaba en lo mas mínimo.

Ahora mismo estaba en el sillón, tumbada, viendo hacia a la nada. La verdad los nervios ya se habían ido, pero fueron sustituidos por ansiedad. No paraba de mover mis dedos en la mesa, y quería hacer algo, pero estaba demasiado cansada como para levantarme del sillón. Era muy temprano… y era sábado… así que podía quedarme aquí todo el tiempo que llevara recibir la tan esperada llamada de Michael.

Sonó el timbre.

Ok, ahora mismo no estaba para atender a nadie. Pero me levanté tal cual zombie hacia la puerta. ¿Quién rayos podría ser?... ¿mis amigas?...no creo han de querer matarme… ¿Papá?... hubiera avisado, siempre se pierde…. ¿Haddy?....a penas si la dejan salir a la vuelta de la esquina sola… ¿Fred?.... no sabe mi dirección…

Entre pensamientos Caira abrió distraídamente la puerta. Cuando subió la mirada pudo ver que era Michael con una sonrisa que hacía notable su enorme alegría.

-¡Caira!
-¡Michael!

 Se quedaron un rato en silencio solo viéndose a los ojos. Caira sorprendida y Michael realmente feliz. Hasta que Caira reacciono y abrazo fuertemente a Michael mientras el la levantaba ligeramente del suelo.

-¡Michael me voy a caer!, ¿qué paso?
-¡Soy libre!-dijo Michael volviéndola a colocar en el suelo y sonriéndole.-ya les dije. Y soy libre… ¡ya no volveré a casa!
-¡Michael eso es genial!-dijo abrazándolo emocionada y con unas cuantas lagrimas de felicidad brotando por sus mejías.

Estaba tan feliz. No habían palabras para describir cuan feliz y aliviada me encontraba. Simplemente me entregue a sus brazos y lloré, es tan delicioso llorar por felicidad… se siente tan bien. Después de que los dos gritáramos emocionados y nos abrazáramos cada 5 segundos como raros, entramos a mi apartamento y Michael me contó todo detalladamente. Yo solo lo escuchaba sin poder articular una palabra.

-Y así fue. Ahora soy libre… no sabes cuan feliz estoy.
-¡eso es genial!... pero… ¿seguro que quieres dejar tu casa?...p-pude haber esperado lo que fuera…con tal de…que estuvieras a mi lado…
-Caira…-dijo acariciando mi mejia- todo esta bien. Me gusta la vida sencilla, no esa vida llena de lujos y excentricidades que tenía. Además yo ya no podía esperar a estar contigo…-dijo besándome delicadamente. Haciéndome sentir en las nubes y no preocuparme por nada. Un beso que me hizo saber que todo estaba bien…no podía creer que ya fuéramos libres para amarnos. Y como iban las cosas no quería que este momento acabara jamás.


Mientras en la ciudad…

Tocan la puerta de esa oficina escondida de la multitud, donde el jefe del negocio que se lleva a cabo en esa oficina yace sentado analizando unos papeles.

-abre la puerta Elder.-le ordena al chico robusto de traje cerca de él.
-ahora señor.-dice abriendo la puerta.

Una chica entra sin siquiera pedir permiso, pavoneándose por la amplia oficina hasta llegar al escritorio del jefe en gran espectáculo, este mismo solo voltea su escritorio para mirarla casi indiferente.

-Buenas tardes. ¿Tenía cita, no?
-obviamente, si no, no me hubieran dejado entrar-dijo como si fuera de lo mas obvio l cruzando las piernas y jugando con su cabello.
-si tiene razón. Bueno…-reviso unos papeles- señorita, Di Carletti… ¿en qué le puedo ayudar?
-¿no le llego mi fax?
-déjeme ver… Elder tráeme mis lentes.
Ya con sus lentes en la mano reviso una carpeta y encontró el fax. Leyó detenidamente, sorprendiéndose un poco.
-interesante-dijo finalmente quitándose los lentes, haciendo a un lado la carpeta y el fax para luego apoyarse en sus codos y ver detenidamente a la señorita.-he trabajado para sus padres señorita Di Carletti, pero los asuntos que usted me esta solicitando, son algo inusual viniendo de su familia, al menos de sus padres. Al parecer  no están al tanto, o ¿me equivoco?
-no se equivoca. No están ni estarán al tanto. Lo solicito a usted porque sé que tiene discreción…y usted ya sabe…que pagaré bien-dijo demasiado segura de si misma.
-sé que el dinero no es problema para usted…pero… ¿esta atenida a las consecuencias que esto puede causar?, le puede traer muchos problemas.
-hay cierta frase que responde a eso: lucharé por lo que quiero.



En casa de Emmily, ella y María estaban en la habitación charlando y viendo una película.

-oye…hace mucho que no hablamos con Caira.-dijo María algo preocupada.
-tienes razón. Pero no se ha comunicado con nosotras y eso me tiene enojada. Es cierto que esta lejos, pero… ella sabe que la extrañamos, debería llamar.
-si tienes razón… me pregunto que habrá pasado entre ella y aquel chico de medicina… ¿crees su partida tenga que ver con él?, se le veía deprimida…por eso nos distanciamos bastante y luego cuando se mudo aun mas…
-pueda que tengas razón. Pero tendría que oír eso de la boca de Caira.

Sonó el teléfono de Emmily.
-¿Diga?
-Emmily…
-¡¿Caira?!
-hehe…Hola…
-hey, ¿Qué rayos te pasa?, ¿te comió la lengua el gato?, ¡habla bien!, soy tu mejor amiga tonta, tenme respeto.
-hahaha, ok, tranquila. ¿Cómo estás?
-estoy bien. Pero muy preocupada de ti, no te has comunicado en siglos, ¿todo esta bien?
-todo esta súper bien.
-wow, eso me alivia mucho. ¿Qué tal Roseburg?
-… supongo que ha de estar bien. No sabría decirte no he llamado a papá.
-… ¿”no has llamado a papá”?... eso significa que…
-que estoy aquí en L.A, lamento no haberles avisado. Tengo ya semanas de estar aquí, ya sabes como soy, lo siento demasiado, enserio.
-ok-volteó a ver a María- María, ¿podrías hablar con Caira?, iré al baño antes de que vaya a lo de Caira a cometer un homicidio.-dijo un tanto nerviosa Emmily.
-de acuerdo…-tomo el teléfono mientras miraba con risa a Emmily yéndose al baño-Hola Caira, ¿Qué tal?
-¡Hola María!
-Emmily se fue al  baño por algo de un homicidio.
-me lo esperaba de ella…me matará. Pero… ¿escuchaste lo que le dije?
-si, de que llevas semanas aquí en L.A, eso es genial, pero estuvo mal que no nos avisaras…
-lo sé, lo sé. ¿Pero tú si me perdonas?
-claro que si. Lo difícil es Emmily.
-me disculpare en persona. Voy para allá, ¿están en casa de ella, no?
-si aquí estamos.
-ok avísale que voy para allá, con alguien.
-uuuy, ya quiero ver a ese alguien.
-loca, ya verás. Bueno te veo luego.
-ok, te esperamos.
-¡Tu la esperas!-se escucho que dijo Emmily desde el baño.
-hay traes algo de comer, tal vez con eso te perdona.
-si, tenia pensado eso hahaha. Ok ahora voy.
-adiós.

Cortaron.


sábado, 10 de diciembre de 2011

Capítulo XXIX: La noche de la verdad.


La sangre le hirvió de pies a cabeza. ¿Qué hacia su Michael tan feliz con otra chica?, ella estaba acostumbrada al tímido y muy educado Michael de siempre. Ese Michael que cuando una chica o se asustaba por la mirada de ella o no le hablaban mucho por lo tímido y sumamente educado que era, pero ¿ahora?, ¿Quién rayos era esa chica con quien estaba?

Se le pasó una idea por la mente de quién podría ser. Pero no lo concibió posible. Camino hacia ellos decidida a hacer una de esas dramáticas escenitas que tanto le gustaban, así Michael aprendía.

Michael ya había dejado de abrazar a Caira y se estaban riendo de todo y de nada, hasta que los dos pudieron ver que Vanessa se acercaba a ellos.

-Michael…-dijo preocupada Caira con un hilo de voz.
-estoy seguro de lo que siento por ti, jamás te dejaré ir de nuevo.
Caira no pudo evitar sonreír embobada y sonreírle dulcemente.
-pero no quiero que estés en problemas.
-se tienen que enterar cuanto antes.
Vanessa se detuvo porque una de sus amigas se había ido a despedir de ella, Michael aprovecho eso y tomo a Caira de los hombros.
-vete lo más rápido que puedas de aquí, ¿ok?
-pero…
-vete. Te llamaré algo tarde.-le soltó los hombros y le dio un fugaz beso en los labios y Caira corrió lo más rápido hacia su auto arrancándolo y largándose de ahí.

Michael se quedó parado. Tomo aire y se quedó inmóvil. Vanessa ya se había despedido de su amiga y volvió en dirección a Michael. Este empezó a caminar en lo que parecía en dirección a Vanessa, pero al pasar a su lado, pasó de largo.

-se puede saber, ¿qué te pasa?-dijo exaltada Vanessa siguiendo a Michael. El caminaba bastante rápido y Vanessa solo tenía vista de su espalda.
-nada.-respondió después de unos minutos caminando sin rumbo.
-Te pasa algo cielo, dímelo.
-no me pasa nada.
-¡dime!
-nada…solo estoy cansado.
-¿cansado de qué?
-de nada.
-¡¿Cansado de qué?!
-déjame ya.
-quiero saber qué te pasa.
-ya te dije que NADA.
-¡pero quiero saber!
-Michael se volteó bastante molesto-¿de verdad quieres saber?
-¡sí!
-estoy cansado de TI.
Vanessa solo lo miro sorprendida. Michael dio un largo suspiro.
-Es por ella, ¿verdad?-dijo Vanessa con la cabeza hacia abajo.
-…si...es por ella.
-¿Por qué haces esto?
-no estoy haciendo nada malo realmente.
-pero yo….te amo.
-No juegues con esas palabras. Yo siempre supe de todas tus mentiras. Pero no tenía más elección que aguantarte.
-¡yo soy la indicada para ti!
-eres la que me conviene. Pero en ti nunca veo el hilo rojo…incluso te perdí el respeto cuando te vi con uno de “tus amigos”, ¿y se supone que tenía que aguantar todo eso?
-rio con sorna-pero si tú estás haciendo lo mismo.
-claro que no. Estoy con la persona que amo de verdad. Tú nunca me amaste, ni yo a ti, así que por qué no me dejas, aunque sea por los buenos momentos de nuestra niñez, ser feliz.
-eres un malagradecido.
-¿se supone que tengo que agradecer que me juntaron a la fuerza contigo?
-las pagarás caro.
-lo sé. Y estoy dispuesto a luchar por lo que quiero.

Vanessa corrió a casa de Michael con todas sus fuerzas con lágrimas de furia, y voluntad sedienta de venganza. Michael se quedó meditando un rato entre la obscuridad de la noche que reflejaba su libertad. Pero esto todavía no había acabado. Así que tomo aire y camino sin prisa a su casa, sabiendo que lo esperaba una larga noche de explicaciones.



“estoy seguro de lo que siento por ti, jamás te dejaré ir de nuevo.”
Tenía que sobrevivir la noche con esas tiernas frases. Ya casi no quedaban horas del día…en unos instantes comenzaba un nuevo día, y yo no sabía si el nuevo día traería alegrías o más desgracias. Me encontraba en mi casa, desesperada, nerviosa. No quería causarle ningún problema a Michael, pero aunque sonara egoísta, lo quería a mi lado.

De verdad no quería que lo alejaran de mí, quería creer que él les iba a explicar de una manera que pudieran entender, y que seríamos libres para  estar juntos. Desde el fondo de mi corazón quería creer eso.

Sonó el teléfono. Me levanté de golpe esperando que fuera Michael para decirme lo que quería escuchar.

-¡¿Hola?!
-Hola… ¿Caira?
-¿Frederick?...
-sí, soy yo.

Por alguna extraña razón, aunque esperara que fuera Michael, escuchar a mi mejor amigo me tranquilizo mucho.
Me disculpe con él por no haberme comunicado en un buen tiempo, él me dijo que no había problema, de todas formas él estaba ocupado también. Después de aclarar y disculparme empezamos a hablar, y le hablé de lo que estaba viviendo en estos momentos. Él ya sabía lo de Michael, sin detalles, y muy poco, porque cuando le conté seguía muy herida. Pero estaba feliz de que estuviera con él, aunque no del todo.

-los dos cuentan conmigo. Les ayudaré en lo que pueda.
-muchísimas gracias Fred. Eres el mejor.
-lo sabía, gracias.-reímos-oye… ¿estas mejor?
-masomenos, pero mejor que antes. Gracias.
-genial. ¿Por qué no llamas a tus amigas?, así hablas también con ellas, en estos momentos necesitas todo el apoyo posible.
Rayos. Fred tenía razón. El problema era que no hablaba con ellas desde que volví.  Soy demasiado despistada, además suponía que estarían enojadas conmigo. En fin tenía que hablarles, pero lo haría más tarde, ya era la una de la mañana, no quería despertarlas.
-les llamaré más tarde, no quiero molestarlas, además les debo una graaan explicación.
-supongo que sí. ¿Y que harás ahora con lo de Michael?
-por el momento solo esperar su llamada. Tengo mucho miedo.
-tranquila, se ve que él te ama, ya verás que todo se solucionará.
-eso espero Fred…eso espero…


Valor. Eso era lo que el amor le había regalado. El valor para enfrentar a sus padres. Valor para enfrentar la realidad. Por el amor llegas a ese momento en donde no te importa si millones de cráneos de papel pasan por el cielo, o un tornado de razón pasa para advertirte las consecuencias. Solo quieres a esa persona. Y si para conseguirla tienes que empezar una guerra, no importa. El problema de Michael, es nunca había acabado, ni siquiera había empezado.

Caminó despacio, ya casi llegaba a la casa, no se sentía nervioso, mas no estaba tranquilo del todo.

Ya toda la gente se había ido. Solo quedaban los restos de una enorme fiesta. Camino tranquilamente por el salón, siguiendo las voces que se escuchaban, al parecer eran de sus padres y de Vanessa, no se escuchaban las voces de los señores Di Carletti, y eso lo alivio mucho. Entro hasta el comedor, donde las voces lo llevaron. Al entrar todos se quedaron callados. Un silencio amargo e incómodo. Pudo notar que, en efecto, solo estaban sus padres y Vanessa. Lo que le pareció repugnante fue ver a Vanessa llorando con lágrimas de cocodrilo, y siendo consolada por su madre. Michael se sentó muy alejado de ellos, le daba gracias al cielo que la mesa era exageradamente enorme, pero igual ahí podía escucharlos y ellos a él. De pronto el silencio se rompió.

-Michael.-dijo su padre, se notaba su enojo.
-Padre-respondió Michael de lo más normal.
-¿Cómo es que estas tan tranquilo después de hacer pedazos el orgullo de una dama?
-estoy tranquilo porque lo que afirmas no es verdad, padre.
-¡MICHAEL JOSEPH JACKSON!, ¡¿Qué rayos pasa contigo?!,jamás imaginé que engañarías a tu prometida por una simple chica de tercera.
-¡No es una simple chica de tercera!, ¡no le digas así!, es más, la chica de tercera ¡es la “dama” al lado de tu esposa!-jamás imagino que respondería algo así. El jamás había sido alguien agresivo, pero…ahora mismo le daba igual, estaba muy enojado. Y de tanto enojo, las lágrimas se empezaron a colar por su mejia. La señora Jackson y la ofendida Vanessa los dejaron solos mientras Vanessa fingía aún más sollozo en cuanto salieron de ahí.
-¿por qué lo hiciste?, dime Michael, te he dado todo….todo… nunca te ha faltado ni la más mínima cosa, el único favor que me tenías que hacer era casarte con la hija de los Di Carletti…-dijo en un tono más bajo que los gritos de antes, pero igual de molesto, una vez su esposa y Vanessa se retiraron.
Michael siguió llorando, con la cabeza baja.
-Dime Michael…-dijo su padre caminando hasta su hijo y tomándole los hombros, sin que el cambiara su posición.-dime hijo… ¿Qué más quieres?... dime lo que quieras, pero por favor cásate con tu prometida, no es la gran cosa, solo hazlo y ya, no seas un malagradecido…dime… ¿Qué deseas?...

¿Qué deseas?...

Ya no iba a ser víctima de un círculo vicioso de codicia…ya no… ¡ya no más!

-¿sabes qué quiero?-dijo Michael con una voz calmada, recuperándose del llanto.
-dime hijo, dime.
-¡Quiero que me dejes en paz, y me dejes libre!, ¡NO QUIERO CASARME CON VANESSA!, ¡N-O  L-A  A-M-O!, yo JAMAS te he pedido lujos, TU ERES EL QUE ME LOS HAS DADO, siempre he sido un buen hijo, he aguantado todas esa hipocresías, esos engaños, esos prejuicios, TODO, por hacerte feliz a ti y a mi madre, pero ¿Qué hay de mí?, sé que tal vez esto siendo egoísta, pero no me importa, jamás he pensado en mí, no he sido feliz en toda esta vida, y encontré a alguien que ilumino mi vida, alguien que me hace sentir bien. Por una vez en mi vida, hazme feliz padre, déjame ir…
-yo te amo hijo, por eso quiero lo mejor para ti, esa chica no es
- ¡NO ME IMPORTA SI NO ES LO  MEJOR PARA MI!, ¡YO LA AMO! … padre la amo…¿Qué tan difícil es entender eso?...-dijo Michael llorando de nuevo.
-¿tan feliz te hace?...
-si padre…muy feliz…
-vete.
-¿ah?-dijo Michael levantando su rostro.
-vete. Ve con ella. Si tanto te hace feliz.
-pero…
-¡NO ME DES PEROS AHORA!, vete con ella.
Michael se limpió las lágrimas y sonrió a su padre.
-gracias…
-vete. Pero… ya no vuelvas. Si la eliges a ella. Vete y ya no vuelvas.
-padre…
-no me des más explicaciones. Si quieres estar aquí, vives bajo MIS REGLAS, si quieres “se libre”, y estar con ella, vives por ti solo.
-me parece bien.-dijo Michael sintiéndose demasiado bien y secándose los restos de las lágrimas.
-siempre te querré hijo. No importa lo que pase. Pero si de verdad quieres libertad. Ahí está tu cuarto, con tus cosas, ahí está la puerta, con tu nueva vida. Tienes beca en la universidad, así que puedes seguir estudiando, y vivir por tu cuenta.
-gracia padre, de verdad muchas gracias-dijo Michael abrazando a su padre.
-¿estás seguro que eso quieres?
-jamás estuve más seguro en mi vida.
-es más cómodo vivir bajo mis reglas…
-lo sé. Pero… no quiero lo cómodo.-dijo dejándolo de abrazar y sonriéndole.-vengo mañana por mis cosas, ahora sería mucho drama empacar.
-sí, tienes razón.
-¿Padre?
-¿sí?
-¿me dejaras ver a mi hermano?
-eso depende de él. Si él quiere, lo puedes ver. Pero no aquí. Le digo al chofer que lo lleve a donde sea que vivas ahora en adelante. Más te vale que consigas un buen trabajo, “tu libertad”, también implica la libertad que tendrá tu padre en no ayudarte económicamente.
-eso me hace muy feliz.
-bueno vete, antes que baje tu madre…
-¿Qué hará con ella?
-yo me encargo. Además todavía tengo una esperanza. A tu hermano le gusta la hija de otra familia, puedo llegar a hacer un buen trato con ellos.
-jamás cambias. Pero estoy feliz. Un peso menos.-suspiro-adiós papá.
-adiós hijo.
-dile a Emmanuel, y a mi madre, que los amo.
-ok. Adiós.
-Adiós…-dijo Michael sonriendo sinceramente con su padre y corriendo hacia la puerta, pero se detuvo un momento, pero sin voltear-el auto me lo regalo el abuelo. ¿Es mío, no?
-pues no fue comprado con mi dinero, y es un regalo, así que supongo que sí.
-genial. Ok. Vengo mañana por mis cosas.
-de acuerdo.

Jamás se había sentido más aliviado en su vida. Salió explotando de felicidad y tomando su auto, en camino a darle las noticias a Caira. Al fin era libre, se sentía tan bien. Ya estaba amaneciendo, y el día de hoy estaba empezando el día, de su nueva vida.