sábado, 18 de junio de 2011

Capitulo XXII: El Cambio.


-¿Hola?
-¿papá?
-Caira… ¿Qué pasa hija?
-quería saber…si… ¿me puedo mudar con ustedes?
-¿Qué paso?
-es que…L.A ya no es lo mismo, quiero cambiar de ambiente.-que gran mentira.
-ah, pues claro que si…te esperamos. ¿Cuándo vendrías?
-hoy a la noche. No hagas cena, llevare pizza, ¿ok?
-ok hija, le diré a Haddy.
-no le digas…quiero que sea una sorpresa, hace más de un mes que no nos vemos.
-cierto. Está bien no le diré, te espero.
-ok, hasta más tarde-colgué.

Hace un mes. Mi vida cambio. Cambie todo…todo. Me teñí el cabello de un color más obscuro, de mi café chocolate a negro. Me corte el enorme cabello que tenía a un corte hasta los hombros. Pero más que mi cambio de apariencia, cambie por dentro. Había olvidado como se sonreía hacia lo más insignificante de la vida, esos detalles…se habían esfumado. Mi nivel académico subió tanto que avance a recibir los cursos del otro año cuando regresara a clases, ya que en esta época de verano avance inhumanamente los cursos de este año, así que me graduaba en Enero. Simplemente quería cambiar, decidir. Y eso fue lo que hice. No sé si estuvo mal, o bien, de lo único que estaba segura era que mi forma de ser dulce y alegre, jamás volvería. Y no era solo por aquel tiempo con el chico de los ojos chocolate, y mirada penetrante, ni por mi hermosa madre…algo dentro de mí me hiso decidir cambiar, algo estaba guardado y salió en el momento que olvide a Michael…bueno no lo había olvidado por completo, pero al menos ya no lloraba en la noche. Con todo esto de los cambios, apenas ayer se me ocurrió que sería bueno cambiarse de universidad, y ya que mi padre y Haddy encontraron una linda casa en Oregón, en el condado de Roseburg, había ido una vez hace unas semanas, era hermoso y la casa era alejada, acogedora y espaciosa. Estaba feliz de ahora poder volver a vivir con mi familia. Eran las 15:00 si me apresuraba llegaría a las 21:00, ya iba saliendo de donde vivía. Entregue mis llaves, y tome mi bolso y me fui en mi auto. Ahora me encontraba conduciendo, gracias a Dios no había mucho tráfico, así que fui ligero y rápido. Después de unas  horas, recordé que no había comido desde ayer…así que baje a un restaurante. Entre y me senté en una mesa alejada, ordene y pregunte si tenían un teléfono, el mesero me guio y llegue al teléfono afuera del restaurante, cerca de la zona de descarga, alumbrada por la débil luz de un poste averiado y la luz de neón del restaurante. Llamaría…a Emmily y a María. Les había mencionado que me iba a mudar, pero para no hacerlo más complicado, hasta ahora me decidí despedirme. Marque el número de Emmily.
-¿Hola?
-¿Emmily?
-¡Caira!, ¡niña!, ¿Cómo estás?
-bien supongo. ¿Tu?
-no me quejo. Oye estoy en la casa de María. Hay unas amigas y unos amigos míos, me preguntaba si querrías venir, no están sus padres y los chicos son sanos, no te preocupes.
-este…me encantaría…
-¡genial!, entonces…
-me encantaría, pero-la interrumpí-ya voy camino a Oregón.
-ya… ¿vas?
-si…
-no te despediste tonta…
-eso hago ahora, oye nos veremos en navidad, lo prometo y bueno puedes venir a visitarme cuando puedas, yo sé que tú puedes por la casa de tu tía, está a 10 minutos de Roseburg. Y de paso te traes a María.
-si…pero no será lo mismo.
-lo sé, pero una amistad jamás se rompe, ¿no?
-sí, supongo. Bueno está bien, iré allá cuando pueda, se terminan las vacaciones de verano…
-queda un mes tonta-reí.
-rio-cierto. Pero es poco…
-cierto… ¿te imaginas yo que he estudiado como loca todas estas vacaciones?
-eres un monstruo. Me das vergüenza. Pero bueno…al menos te gradúas en Enero.
-si... ¿irán no?
-obvio.
-oye… ¿me puedes pasar a María?
-claro. Bueno…adiós…te quiero amiga.
-yo igual.
-¿Hola?
-María…
-¡Caira!, escuche un poco de la conversación…enserio ¿ya vas para allá?
-así es…pero nos veremos, no te preocupes. Siempre estarán en mi corazón chicas.
-si…te queremos.
-y yo a ustedes…oye las llamo luego, tengo que colgar ya se va a cortar, estoy en un teléfono monedero.
-ah ok, hablamos luego. Adiós…
-bye…-colgué.

Entre de nuevo al restaurante y vi que en mi mesa ya estaba mi hamburguesa. Comí, recordándome de mis amigas,  pero sin ningún resentimiento ni arrepentimiento. Después de comer lentamente, tome mi soda, pedí la cuenta, pague y salí. Pase a una Domino´s Pizza y ordene lo de papa y Haddy. Seguí conduciendo. En unas horas más llegue…mi nuevo hogar…una nueva vida se acercaba, en mi tonto esfuerzo por olvidar todo, todo. Con fuerzas que venían de una fuente invisible, pero ahí estaban. Tal vez esto es lo mejor…ya no quería que me encontrara, jamás, jamás…así que ahora él jamás sabría nada de mi…y eso…me hacía…feliz. Dolorosamente feliz…feliz.

jueves, 9 de junio de 2011

Capítulo XXI: Bella Mentira.

Era como un enorme remolino de inseguridad e incógnita. Me enredaba y desenredaba siempre, no sabía que pensar, que hacer, no sabía lo que debía y no lo que no debía, era una ignorancia astuta, un denso mar de sentimientos, tan nuevos como cada mañana, y tan cálidos como el sol de la misma. La verdad es que jamás pensé que iba  estar tan confundida en mi vida. Pero la fría verdad estaba más que sabida: le tenía miedo al amor. Esa verdad me corrompía las ilusiones, me destrozaba los sueños y me bajaba de la nube que tanto trataba de abordar. Pero ya no aguantaba ese calor tierno en mi pecho, con solo pensar en el…mi pulso, mi pensamiento, eran diferentes. Nunca creí llegar a amar tanto, al principio tenía mis dudas acerca de que si era amor o un simple capricho mío para sentirme de algún modo protegida por él. Era cierto que me protegía, pero estaba segura que no era un simple capricho. Quería estar por siempre con él, deshacerme de todas mis inseguridades, y ahogarme con él a mi lado, en un mar de ternura. Tenía que hacer algo más que quedarme callada y confundirme, tenía que dejar de usar, por lo menos una vez, la razón y hacerle caso a mi corazón. Ya tenía la determinación. Tome el teléfono. Marque el teléfono que se marcaba de la última llamada y con la más grande determinación de todas, espere. ¿Qué le iba a decir?, pues la verdad esperaba que las frases salieran solas, me solía pasar mucho eso con él, y esperaba que ahora fuera igual.
-¿Hola?
Contesto una mujer. No se me hacía familiar su voz, por lo que no pensé que fuera su madre, pero…
-Hola…buenas noches-puse ceria mi voz- disculpe, ¿se encuentra Michael?
-¿Michael?, …. ¿de parte de quién?
-Caira.
-¿Caira?, ¿tú eres Caira?
Eso me sonaba extraño.
-sí. ¿Por qué?
-¡oh!, Caira…Caira…me han hablado mucho de ti. Es por lo mismo que no te pasare a Michael, creo que ya tiene suficiente de ti, creo que el solo te tomo como una diversión… ¿no te parece?
Su voz sonaba horriblemente engreída, pero a la vez era relajada y tranquila.
-¿Quién…eres tú?
-lo importante es lo que te puedo decir de ti Caira, dime: ¿te divertiste mucho con él?, ¿pensaste que sería divertido una aventura con alguien como él?
-no es de tu incumbencia.
-no te enojes querida, son solo simples preguntas después de todo…
O quería hacer silencio dramático o quería molestarme, esta mujer ya me estaba sacando de mis casillas. ¿Qué se creía?
-después de todo…soy su prometida.
P-r-o-m-e-t-i-d-a…no podía ser posible.
-disculpa. ¿Qué dijiste?
-que soy la prometida de Michael, la futura señora Jackson. ¿pasa algo?
-no…….solo…dile que…adiós. Para siempre.
-claro querida, le diré.
-gra…cias
Colgué.  La siguiente acción fue: sentarme como un muerto en mi sillón. Emmily llego, no sé cuánto tiempo después, le dije que estaba algo resfriada, así que, no sé cómo, pero la pase normal, obviamente, por fuera, por dentro ni siquiera sabía cómo describir lo que sentía. Estaba aliviada de que no se notara el sentimiento indescriptible que sentía en realidad. Eso, al menos, me tranquilizaba un poco. Hablamos unas 3 horas en lo que comimos y bebimos, luego vimos una película y luego de algunas horas Emmily se quedó dormida en mis piernas, le puse una sábana encima y me acomode. Así me quede. Viendo hacia el vacío, en busca de aunque sea una respuesta. Así paso la noche, y no sé en qué momento, me quede dormida, con el rostro empapado, ni siquiera mis lágrimas había sentido. Estaba en estado casi vegetal, ni siquiera sentía el tacto ni el peso de Emmily, pero de alguna forma tenerla cerca me relajaba, lo suficiente como para haberme quedado dormida.

A la mañana siguiente me desperté por los rayos del sol fuertes, poco a poco me desperté bien y observe que Emmily ya no estaba ahí. Pensé que estaba en el baño, así que me levante y fui a la cocina por un vaso de jugo y vi en el refrigerador una pequeña nota, la tome y la leí:

Buenos Días, Cai.

Me fui a mi casa, tengo muchísimo que hacer, ayer fue genial, perdona irme así, pero estabas dormida y no quería despertarte, te llamare.

Cuídate, Emmily.

Vi la hora y eran las 10:00, termine rápido mi jugo y me fui a duchar. El agua fría caía por mi piel, tenía la mente en blanco, el corazón confundido y las conclusiones vacías. Mi cuerpo se movía por inercia; salí de la ducha y me cambie, con lo primero que vi y con el cabello empapado me tire sobre la cama.
¿Por qué?, ¿Por qué?, ¿había jugado conmigo?, ¿todo fue una mentira?, ninguna idea me cabía en la cabeza, pero ¿Por qué no me había dicho que estaba comprometido?, se suponía que nos contábamos todo, al menos él sabía todo de mí; en cierto modo estaba decepcionada, no solo de él, sino que de la vida en sí, creía que un ángel había caído del cielo y se había llevado todo lo malo de mí  y convertido todo en amor, en efecto eso había hecho el, pero ahora me había roto el corazón, y ni siquiera sus palabras, si no que por otra persona, y todo este enredó y verdad se convertía en una bella mentira. Ahora lo único que me quedaba de él era una bella mentira…así es una bella mentira y el espíritu de su sonrisa, con eso me bastaba; momentos hermosos con él, jamás los olvidaría, y era mejor ya no comunicarme con él, debí de sospecharlo desde un principio…que algo tan bueno no podía ser real, pero, como todo en mi vida, tenía que superar y seguir adelante, con el cálido recuerdo de mamá y las cenizas de un amor no realizado.