-¿Hola?
-¿papá?
-Caira… ¿Qué pasa hija?
-quería saber…si… ¿me puedo mudar con ustedes?
-¿Qué paso?
-es que…L.A ya no es lo mismo, quiero cambiar de ambiente.-que gran mentira.
-ah, pues claro que si…te esperamos. ¿Cuándo vendrías?
-hoy a la noche. No hagas cena, llevare pizza, ¿ok?
-ok hija, le diré a Haddy.
-no le digas…quiero que sea una sorpresa, hace más de un mes que no nos vemos.
-cierto. Está bien no le diré, te espero.
-ok, hasta más tarde-colgué.
Hace un mes. Mi vida cambio. Cambie todo…todo. Me teñí el cabello de un color más obscuro, de mi café chocolate a negro. Me corte el enorme cabello que tenía a un corte hasta los hombros. Pero más que mi cambio de apariencia, cambie por dentro. Había olvidado como se sonreía hacia lo más insignificante de la vida, esos detalles…se habían esfumado. Mi nivel académico subió tanto que avance a recibir los cursos del otro año cuando regresara a clases, ya que en esta época de verano avance inhumanamente los cursos de este año, así que me graduaba en Enero. Simplemente quería cambiar, decidir. Y eso fue lo que hice. No sé si estuvo mal, o bien, de lo único que estaba segura era que mi forma de ser dulce y alegre, jamás volvería. Y no era solo por aquel tiempo con el chico de los ojos chocolate, y mirada penetrante, ni por mi hermosa madre…algo dentro de mí me hiso decidir cambiar, algo estaba guardado y salió en el momento que olvide a Michael…bueno no lo había olvidado por completo, pero al menos ya no lloraba en la noche. Con todo esto de los cambios, apenas ayer se me ocurrió que sería bueno cambiarse de universidad, y ya que mi padre y Haddy encontraron una linda casa en Oregón, en el condado de Roseburg, había ido una vez hace unas semanas, era hermoso y la casa era alejada, acogedora y espaciosa. Estaba feliz de ahora poder volver a vivir con mi familia. Eran las 15:00 si me apresuraba llegaría a las 21:00, ya iba saliendo de donde vivía. Entregue mis llaves, y tome mi bolso y me fui en mi auto. Ahora me encontraba conduciendo, gracias a Dios no había mucho tráfico, así que fui ligero y rápido. Después de unas horas, recordé que no había comido desde ayer…así que baje a un restaurante. Entre y me senté en una mesa alejada, ordene y pregunte si tenían un teléfono, el mesero me guio y llegue al teléfono afuera del restaurante, cerca de la zona de descarga, alumbrada por la débil luz de un poste averiado y la luz de neón del restaurante. Llamaría…a Emmily y a María. Les había mencionado que me iba a mudar, pero para no hacerlo más complicado, hasta ahora me decidí despedirme. Marque el número de Emmily.
-¿Hola?
-¿Emmily?
-¡Caira!, ¡niña!, ¿Cómo estás?
-bien supongo. ¿Tu?
-no me quejo. Oye estoy en la casa de María. Hay unas amigas y unos amigos míos, me preguntaba si querrías venir, no están sus padres y los chicos son sanos, no te preocupes.
-este…me encantaría…
-¡genial!, entonces…
-me encantaría, pero-la interrumpí-ya voy camino a Oregón.
-ya… ¿vas?
-si…
-no te despediste tonta…
-eso hago ahora, oye nos veremos en navidad, lo prometo y bueno puedes venir a visitarme cuando puedas, yo sé que tú puedes por la casa de tu tía, está a 10 minutos de Roseburg. Y de paso te traes a María.
-si…pero no será lo mismo.
-lo sé, pero una amistad jamás se rompe, ¿no?
-sí, supongo. Bueno está bien, iré allá cuando pueda, se terminan las vacaciones de verano…
-queda un mes tonta-reí.
-rio-cierto. Pero es poco…
-cierto… ¿te imaginas yo que he estudiado como loca todas estas vacaciones?
-eres un monstruo. Me das vergüenza. Pero bueno…al menos te gradúas en Enero.
-si... ¿irán no?
-obvio.
-oye… ¿me puedes pasar a María?
-claro. Bueno…adiós…te quiero amiga.
-yo igual.
-¿Hola?
-María…
-¡Caira!, escuche un poco de la conversación…enserio ¿ya vas para allá?
-así es…pero nos veremos, no te preocupes. Siempre estarán en mi corazón chicas.
-si…te queremos.
-y yo a ustedes…oye las llamo luego, tengo que colgar ya se va a cortar, estoy en un teléfono monedero.
-ah ok, hablamos luego. Adiós…
-bye…-colgué.
Entre de nuevo al restaurante y vi que en mi mesa ya estaba mi hamburguesa. Comí, recordándome de mis amigas, pero sin ningún resentimiento ni arrepentimiento. Después de comer lentamente, tome mi soda, pedí la cuenta, pague y salí. Pase a una Domino´s Pizza y ordene lo de papa y Haddy. Seguí conduciendo. En unas horas más llegue…mi nuevo hogar…una nueva vida se acercaba, en mi tonto esfuerzo por olvidar todo, todo. Con fuerzas que venían de una fuente invisible, pero ahí estaban. Tal vez esto es lo mejor…ya no quería que me encontrara, jamás, jamás…así que ahora él jamás sabría nada de mi…y eso…me hacía…feliz. Dolorosamente feliz…feliz.