sábado, 26 de febrero de 2011

Capítulo XI: Las miradas prejuiciosas

-¿y cómo se llama?
-Michael.
-¿cuántos años tiene?
-no lo sé con exactitud.
Papá. Mirada fría, ocultando su actuación. Él era el policía malo y yo la criminal.
-¿y por qué no me dijiste que ibas a ir a cenar con el antes de ir?, ¿y ahora él te llevara?
-no te dije, porque no me hubieras dejado ir. Tengo 21 años y no me dejas siquiera hablar con el chico de la tienda dela al lado.-bufé.
-eso es mentira. No soy celoso.
-tal vez  eres celoso, pero a tu retorcida y extraña manera.
- quizá. Bueno pero quiero que me digas, confió en ti.
-eso dices y  luego terminamos como estamos hoy aquí.-cruce los brazos y las piernas, con mirada indiferente hacia los ojos de papá.
-te prometo que ya no será así. Pero quiero saber algo de él.
-ya te dije que se llama Michael.
-¡quiero saber más!
-¿Qué más quieres saber?-dije fastidiada.
-¿tiene novia?, no me dijiste su edad, y quiero saber su apellido.
-si te respondo 2 de esas preguntas... ¿me dejaras ir?
-supongo.
- se llama Michael Jackson, tiene aproximadamente mi edad, pero creo que es un año mayor, pero no es menor que yo-me levante y tome mis cosas-pasa un lindo día papá, y no me vuelvas a interrogar, porque no estamos en “El Padrino”.

Pude escuchar que se quejaba de que solo le dije 2 cosas de él. Sali de la casa con mis cosas y me senté en la baqueta de la calle a esperar a Michael. Era increíble lo celoso que un padre podía ser, pero era natural, aunque me molestaba porque yo ya me había pasado de la mayoría de edad y era lo suficiente madura como para esto. Pero en fin. Escuche como salió el auto de papá con Haddy atrás, ella me dijo adiós y yo le tire un beso. Luego salió mamá en mi auto y me dijo << te veo más tarde linda >>  luego se marchó.

Con mi cabeza en mis dos rodillas juntas, sentí cómo se acercaba un auto, me dio indiferencia porque habían pasado demasiado autos, este era como el décimo, así que me dio igual, excepto cuando levante la cabeza y vi  que se parquearon a unos metros de mí, era un Dodge Challenger  1970 en color negro, impecable, polarizado y bien cuidado, un muy buen auto, deportivo y me llamaba demasiado la atención, más que mi auto. Admiraba el auto detenidamente, después no fue necesariamente el auto lo que admire, del Dodge salió un joven alto, esbelto, y cuando le vi el rostro, supe de inmediato quien era, estaba a unos metros de mi así que con solo verle la figura no lo reconocí, pero su rostro, que iluminaba días, se apreciaba de aquí a Roma.  Era Michael.

Me quede sentada, y el salía del auto indiferente y cerio, con gafas de sol obscuras, siempre apuesto.  Llevaba unos jeans negros ajustados y una camisa de color negro con botones abierta hasta la mitad del pecho con una playera blanca abajo. Un encanto. Parecía demasiado serio y decidido, y no me había dado cuenta con el estilo y elegancia que caminaba.  Verlo era demasiado entretenido y fascinante.

Al fin se acercó lo suficiente y empezó a cambiarle la expresión bajo esos lentes obscuros que escondían la misteriosa mirada.  Ya estaba casi a mi lado y se quitó las gafas. Yo solo lo mire y él se rio.

-¡¿de qué te ríes?!
-de nada-hiso un ademan y me ayudo a levantarme de la acera- solo me pareció gracioso como miraste.
-ah bueno.
-por cierto, hola-me saludó- ¿Cómo estás?
-interrogada y sintiéndome una criminal.
-¿Qué paso?-dijo, tome mis cosas y empezamos a caminar hacia su auto.
-nada importante, salvo que papá me interrogó porque quería saber más de ti. Que por cierto, ¿Cuántos años tienes?
El rio otra vez, solo que ahora entre bufar y reír.
-tengo 22.
Sabía que estaba en lo correcto. Él era un año mayor que yo, no era gran cosa.
-ah bueno, tenemos casi la misma edad-sonreí- al  menos no le dará ataque de pánico a papá.
Reímos.
-por cierto, me encanta tu auto.
-muchas gracias, pero solo por hoy mi auto será más lindo.
-¿Por qué?
-porque una preciosa chica se subirá en él.
Me sonroje y el solo me abrió la puerta del auto mientras se reía. Entro a su auto también y se puso las gafas de nuevo.
-me vengare Michael…
Sonrió juguetonamente y arranco el auto.

En el camino a la universidad, fuimos charlando, ahora ya era más natural, y eso nos agradaba mucho a los dos. Era muy divertido,  pero a la vez respetuoso y educado. Pasamos por las calles hacia la universidad charlando amigablemente, riéndonos y pasándola bien, mientras la radio pasaba una canción de Stivie Wonder, Madonna o una de Rod Steward. Cuando nos dimos cuenta ya estábamos caminando por los pasillos de la universidad. Me percate que muchas de las chicas de la clase de Michael me miraban odiosamente, casi me tragaban con la mirada, y mejor baje mi cabeza y seguí caminando, muy pronto nos encontrábamos en la puerta de mi primera clase.
-supongo que ya entraras…
-suspire-si…y supongo que tú te iras a tu clase.
-así es…-dijo moviendo su pie y viendo hacia abajo vacilante.
-bueno…te…veo luego.-dije entrando.
-¿Caira?
-voltee-¿si Michael?
-te iré a dejar a tu casa, ¿verdad?
-no quiero abusar de ti. Pero como lo del auto…
-sí, me lo prometiste.
-es cierto, entonces…
-hasta la salida-sonrió.
-ok, te veo…
Sonreímos los dos y cada uno se fue a su clase. Yo entre a la mía y me miraban como si fuera un bicho raro. Emmily y María me miraban divertidas, eso significaba que me estaban molestando entre ellas, moví la cabeza de disgusto y me fui a sentar.
-¿ya le entraste?-susurro de golpe Emmily.
-¡Emmily!, ¿Cómo puedes decir eso?-dije en el mismo tono.
-se nota que entre ustedes hay algo…-añadió María.
-cuéntanos. Somos tus amigas.
-¿quieren que les cuente?
-sí.
-por supuesto.
-bueno. EL NO ES NADA MIO, es solo mi amigo, y admitiré que es hermoso, pero que yo sepa NO SOMOS NADA MÁS QUE AMIGOS.
-¿estas segura?
-desde luego.
-bueno…pero  las chicas de medicina te mataran-dijo Emmily.
-¿Por qué?
-bueno es obvio-suspiro Emmily- tu misma lo dijiste, “él es hermoso”
-ahí tienes tu respuesta Caira-dijo María.
-Caira, te explicaremos. El chico del cual te hiciste “amiga”-dijo Emmily haciendo énfasis en “amigo”, lo cual me hiso hacer una cara de disgusto.- es el chico más deseado de medicina, de todo este curso, tal vez de la universidad.-
-piénsalo. Es aplicado, un genio. Educado, refinado, y elegante. Un apellido de clase. Un buen auto. Y para ajustar es guapísimo. ¡El paquete completo!-secundo María.
-y ustedes sabían esto… ¡y jamás me lo dijeron!
-hasta ahora te observamos con él.
-no es nuestra culpa. No sabíamos que te ibas a hacer amiga de él.
Era cierto. No les había contado sobre la tarde en los videojuegos. ¡Se debía a que yo no era de las que se mantenía los 7 días de la semana contándoles todo a mis amigas!
-¡señoritas!, ¡Stephan!, ¡Luckhood!, y ¡Valley!, ¡dejen de hablar como loras!, la clase es para poner atención, no para comentar sus locuras de jóvenes.
-lo lamentamos profesor. Teníamos unas dudas-dijo Emmily educadamente.
-pues a mí se me preguntan las dudas, NO A SUS COMPAÑERAS señorita Stephan.
Emmily se resignó y nosotras con María solo miramos resignadas también. Luego sonreímos divertidas por la llamada de atención y el profesor siguió con la clase.

El día siguió, hubiera deseado poder decir, “mi día está bien, no hay nada anormal”, lastimosamente no era así, pase el día hablando con mis amigas al respecto de Michael mientras evitaba las malas miradas de varias chicas y cada vez me sentía más como un monstruo o algo, en ese momento agradecí no ver a Michael, ya que si el me miraba me saludaría y habría más drama. Pero a la vez caí en cuenta que no tenía que importarme que unas 50 chicas me odiaran, después de todo es mi vida y puedo hacer lo que quiera con ella, me repetía una y otra vez.

Así el día transcurrió. Estuve más tranquila y pues ya me daba igual lo que pensaran de mí, siempre me dio lo mismo, pero a veces a esta edad da el miedo a ser criticado que comúnmente afecta a todos los jóvenes, pero a unos los afectaba en un mínimo porcentaje. Mis amigas me dijeron que ellas me protegerían de cualquier inconveniente, les agradecí, pero les dije que no era necesario, pero ellas persuasivamente, me convencieron de su ofrecimiento.

Ya era la hora de salida, y estaba sentada igual que en la mañana solo que en uno de los bancos del campus, ignorando lo demás, el día estaba hermoso. Sentí como las miradas frías y prejuiciosas pasaban. No era buena con la mirada, así que tenía la cabeza baja y expresión seria.
-¿Qué haces tan sola?
Levante la cabeza torpemente. Y vi quien me hablaba, era Michael. Por alguna razón al ver su mirada amigable y cálida, con su sonrisa llena de vida, se me olvido todo el drama del día. Me sentía renovada, era como magia. La magia de Michael.
-ah, es que estaba esperándote-dije.
-bueno, ya vine. ¿Nos vamos?-dijo amablemente.
-está bien-sonreí.
Nos fuimos en silencio a su auto. Pude ver que él se dio cuenta de las miradas prejuiciosas al igual que yo, vi que sus amigos estaban ahí y él les hiso una seña y luego con me puso su mano en el hombro, una mezcla de electricidad y escalofríos,  y un ademan para que entrara al auto. Yo entre en silencio y él se fue a donde estaban sus amigos. Acomode mis cosas en mis piernas y vi por la ventana. Michael hablaba con ellos con seriedad; pude ver que se despidieron, después de un rato, y ellos se fueron indiferentes a sus autos y Michael regresaba al suyo con las manos en los bolsillos. Entro al auto y se puso las gafas. Arranco el auto. Ahora si me impresionaba su seriedad. Pero...no quería preguntarle nada, dejaría que el me revelará lo que me quisiera revelar.

viernes, 18 de febrero de 2011

Capítulo X: Mi "protector"


-No te hare otro. ¡Comete esto!, ¡es lo mismo!            
- ¡no lo hare!
-pues no comas. ¡La que se va a enfermas será tu!

Llevaba más de media hora discutiendo con Haddy para que se comiera la ensalada de pepino y tomate que tanto me había esmerado en hacer. Ya había terminado la tarea, ella llego y se fue a ver televisión, y yo empecé a hacerle de comer. Ella no se lo quería comer. Puro capricho.

-¡le diré a mamá que me hiciste de comer, y que me mataste de hambre!
-Haddy- suspire seriamente – no te quiero obligar. Come linda. Por favor.
-lo pensare…
-¿Qué quieres de mí?
-un dulce.
-no tengo dulces.
-¡no es cierto!, tienes paletas en la oficina.
-pero…son sin azúcar.
-aun así quiero una. ¿Me la darás?
-si te comes esto. Supongo que si…
-está bien-empezó a comer tranquilamente y yo me fui a arriba a dormir un poco porque no había dormido bien, y aparte de eso estaba exhausta.

Ya en mi habitación cerré las cortinas. El viento era delicioso. Eran como las 16:00 horas. Me tire a la cama y me arrope. Sentía las sabanas tan deliciosas y cómodas, ya estaba quedándome dormida…

Sonó el teléfono.
-genial…me será difícil volverme a dormir…-dije en mis adentros. Y tome el teléfono, y a la vez tome asiento en mi cama.

-¿hola?
-¿Caira?
Esa voz. La voz. Notas de voz formadas por ángeles. Esa voz solo podía ser de una sola persona en la Tierra. La de Michael. Me paralicé; para estar más segura pregunte:

-¿Quién habla?
Se escuchó una risa tierna y tímida. Característica de él.
-habla Michael.-respondió.
-¿Jackson?
-el mismo.
-¡Michael!, lo lamento; no te reconocía.
-no te preocupes, no hay problema.
-gracias. ¿Cómo estás?
-feliz de escucharte. ¿y tú?
-jeje igualmente.
-este es tu teléfono privado, ¿no?
-bueno. Según se, es privado.
Reímos los dos.
-bueno al menos ya sé a dónde llamarte cuando me preocupe.
El tono con el que dijo lo último fue tan tierno.
-hablando de preocupación. ¿Estas ya en casa?-pregunto- ¿llegaste bien?
-si Michael, gracias. ¿y tú?, también estaba preocupadísima por ti.
-que tierna, gracias; no te preocupes por mí, no quiero que lo hagas, me sentiría culpable.
Me siguió diciendo que no me preocupara por él, que solo él podía hacerlo, ya que sentía que necesitaba a alguien que me protegiera. Le dije que no era necesario, que estaba bien, pero el insistió. Persuasivo. Pero encantador.
-entonces… ¿me lo prometes?
-sí, te lo prometo.
Quedamos en que el seria mi protector, y que no dejaría que nadie me hiciera daño.
-¿y por qué quieres ser mi “protector”?
-bueno- suspiro profundo- te lo diré, pero suena tonto.
-no importa. Dime…
-está bien. Es que…no se siento la necesidad de cuidarte, algo que me insta a no dejar que nadie te haga daño, lo siento si te incómodo.
-no, al contrario, eres demasiado dulce.
-rio tímidamente- gracias, tu igual. Bueno ahora lo sabes. Espero que no te moleste.
-no, para nada, está bien así.
Reímos juntos.
Hablamos un buen rato. Después de esas lindas y tiernas cosas, empezamos a hablar de música, la instrumental y la de moda. Quedamos en que un día de estos iríamos a un concierto de Queen, cuando vinieran; después cambiamos de tema a los libros, estábamos hablando tranquilamente al respecto…
-Caira, tengo que irme. Mamá ya avisó que la cena esta lista, y Emmanuel está llorando. Los tengo que atender.
-está bien Michael, espero verte mañana en biología.
-¿y en la mañana?
-es que creo que mamá usara el auto porque tiene que hacer unos mandados, así que se lo prestare.
Se me había olvidado que mañana tenía que ir caminando a clases, ya que mamá me había avisado que quería que le prestara mi auto.
-¿te llevo?
-seria demasiada molestia, enserio, muchas gracias pero…
-¡soy tu protector!, ¡es mi deber!- dijo como todo un príncipe heroico de los cuentos.
-reí apenada y divertida- no quiero molestarte.
-no será molestia, paso por ti a las…8:30 ¿está bien?
-pero…
-ok, paso a las 8:30, te veo, feliz noche.
-está bien.-dije rendida
-ok, te veo.
-hasta mañana, saludos a Emmanuel.
-igualmente, también saludos a la adorable Haddy.
-adiós.
-adiós…Caira…
Colgué, conmovida por su ternura, encantada con su amistad, y envuelta en su protección.
Tenia, oficialmente, mi "protector".

jueves, 10 de febrero de 2011

Capítulo IX: El saludo de la preocupación extraña

Otra soleada y calida mañana en Los Ángeles. Caira estaba en la universidad desde muy temprano porque los de veterinaria harían un proyecto de biología. Ya eran alrededor de las 9:00, la hora en la que los alumnos, en general, entraban al campus. El Sr. Maxwright, maestro de biología, les dio permiso de un pequeño receso de aproximadamente 15 minutos. Ese día saldrían mas temprano del campus debido a la hora que vinieron a clases, así que ya se iba terminar el día en la universidad para los de veterinaria.


Caira charlaba y caminaba con sus amigas. Casualmente pasaron por el salón de los de medicina, y ella miro hacia el salón, con la excusa de que quería ver al Sr. Maxwright, quien le explicaba a sus alumnos que hoy no recibirían biología con los de veterinaria; Caira se dio cuenta que a quien buscaba, no estaba ahí, hizo una mueca de disgusto y siguió con sus amigas hacia el patio para desayunar.


- ¡Caira!, ¡¿Qué rayos tienes?!, ¡no has siquiera tocado tu desayuno!-exclamo Emmily, un tanto molesta.
- jeje… es que… como despacio Emmy, no te alteres-dije empezando a meterme un bocado de cereal a la boca.
- no solo tu madre te mando desayuno y tu no te lo comes - dijo irónica - mas te vale que te lo acabes, o de aquí ¡NO NOS MOVEMOS HASTA QUE TERMINES!
- ¡si!, te lo tienes que acabar Caira-añadió María.
- ya tranquilas… no hagan drama.
- rayos Caira… el día de hoy estas distraída, ¡casi le pones clorofila a una célula animal!, y encima de todo casi partes a la mitad el escritorio con el bisturí…-dijo Emmily.
- Si Caira…¿Qué tienes?-pregunto María.
- nada. Enserio. Es solo que… era hambre. Supongo-mentí.
La verdad estaba distraída, bueno mas bien todavía aturdida de la noche tan especial del viernes. Además que no había visto a Michael, eso me ponía intranquila, y me parecía muy raro preocuparme por el a tales extremos de que al no verlo llegar, pensaba que le había pasado algo. Sentimiento de preocupación raro y tenebroso. Al menos eso estaba en el diccionario de mi filosofía.

Terminamos de desayunar con mis amigas y nos fuimos de nuevo al salón. Unas 2 horas mas y salíamos hacia nuestras casas. Aunque con una gran cantidad de injusta tarea. Camino a casa, pase dejando a Emmily, y me dirigí a casa.

El fin de semana lo había pasado normal. Lo difícil fue explicarle a papá por que había salido sin avisarle, mamá le había explicado cuando salieron, pero el dijo << ella no tiene nada que esconderme, solo quiero que me avise cuando sale >> , así que tuve que explicarle quien era Michael en mis palabras. El al principio no lo tomo tan bien, pero mamá lo convenció de que solo era un amigo, <<que te tuviéramos confianza a nuestra hija >>,  y después de eso todo se calmo, con la condición de papá, de confiarle a el esas cosas, aunque siempre había algo de “celo de padre”, pero “lo tenia que entender”, salvo por eso, el fin de semana estuvo de lo mas tranquilo, acepto en mi mente claro.

- ¡Al fin se termino!-dijo estirándose Emmily.
- estoy exhausta. Iré a dormir a casa…-dijo María.
Caminabamos hacia la salida. Para ser precisos al estacionamiento.
- No se como soporte 3 horas de solo biología, y a penas 1 hora de otra materia.
- dímelo a mi Emmily-suspiro María.
- Caira…
-……………..
- ¡Caira!
- ¿ah?, jeje.. ¿Qué pasa Emmily? - voltee a verlas nerviosa.
- por lo que veo sigues igual que en el desayuno.
-  ¡no, para nada!, es que quiero irme a casa. Mamá… estará preocupada por mi, jeje.
- ok señorita distraída, iré a dejar a María yo, porque si sigues así, mataras a la pobre chica.-dijo con tono sarcástico.
María río.
- esta bien. Llévala tu.
Me despedí de las dos, dándoles una sonrisa para despreocuparlas. María me miraba divertidamente, mientras que Emmily con cierta preocupación. Entre al auto. Eche un vistazo hacia los autos a mi alrededor, pero no salía de ninguno, el chico que buscaba. Michael. Bueno tal vez se le había hecho tarde, o a lo mejor no tenia por que preocuparme tanto, primero Dios estaba bien.

Entre a la casa tranquilamente. Fui a dejar las cosas a mi habitación y baje para tomar agua. Cuando me estaba sentando para tomarme el agua, se escucho que abrieron la puerta. Entraron a la cocina. Voltee y era mamá.

-¡hija!, ¿Cómo estas tesoro?-dijo saludándome.
- muy bien mamá. ¿y tu?
- pues bien. Algo sorprendida. Alguien llamo preguntando por ti a la floristería - se sentó a mi lado quitándose el abrigo - pensaba que querían un arreglo. Pero preguntaron por ti.
- ¿enserio?-dije ignorante.
- si. Fue un chico.
- ¿Qué chico?, ¿Cómo se llamaba?
- Pues. Dijo que se llamaba Michael Jackson, y me pregunto por ti.
Me quede tan sorprendida que creo que ya tenia rostro de tonta.
- ¿y…..que te dijo?
- me dijo que si estabas ahí. Yo le dije que no. El me dijo que si te podía mandar saludos. Yo le dije que estaba bien y, luego le pregunte de donde se conocían, el me dijo que en la universidad, y luego de platicar un poco, le di el numero de tu habitación. Pero claro. Yo ya sabia quien era, pero fue agradable hablar unos instantes con el. Es muy educado.
- bueno….si… es Michael, mi amigo.
Me daba algo al decir ‘mi amigo’. Un sentimiento raro. Y aparte de la sorpresa, me alegre de que mamá le agradara Michael.
- bueno. Supongo que esta bien que te llame. Así ya no llama a la floristería-río.
Nos reímos un poco. Lego mamá me dijo que estaba en casa porque tenia que traer un fertilizante que dejo en el garaje, y que se tenia que ir ya. Le agradecí por el mensaje de Michael, me despedí y ella se fue.

En fin. Lo único que supe de Michael esa mañana fue que me mando saludos con mi madre y que ahora tenia mi numero. Al menos eso haría las llamadas mas privadas. Aunque no escondiera nada, la privacidad era un prioridad. La llamada que le hiso a mi mamá al menos, me tranquilizaba más, ahora sabia...que el estaba bien.