-¿y cómo se llama?
-Michael.
-¿cuántos años tiene?
-no lo sé con exactitud.
Papá. Mirada fría, ocultando su actuación. Él era el policía malo y yo la criminal.
-¿y por qué no me dijiste que ibas a ir a cenar con el antes de ir?, ¿y ahora él te llevara?
-no te dije, porque no me hubieras dejado ir. Tengo 21 años y no me dejas siquiera hablar con el chico de la tienda dela al lado.-bufé.
-eso es mentira. No soy celoso.
-tal vez eres celoso, pero a tu retorcida y extraña manera.
- quizá. Bueno pero quiero que me digas, confió en ti.
-eso dices y luego terminamos como estamos hoy aquí.-cruce los brazos y las piernas, con mirada indiferente hacia los ojos de papá.
-te prometo que ya no será así. Pero quiero saber algo de él.
-ya te dije que se llama Michael.
-¡quiero saber más!
-¿Qué más quieres saber?-dije fastidiada.
-¿tiene novia?, no me dijiste su edad, y quiero saber su apellido.
-si te respondo 2 de esas preguntas... ¿me dejaras ir?
-supongo.
- se llama Michael Jackson, tiene aproximadamente mi edad, pero creo que es un año mayor, pero no es menor que yo-me levante y tome mis cosas-pasa un lindo día papá, y no me vuelvas a interrogar, porque no estamos en “El Padrino”.
Pude escuchar que se quejaba de que solo le dije 2 cosas de él. Sali de la casa con mis cosas y me senté en la baqueta de la calle a esperar a Michael. Era increíble lo celoso que un padre podía ser, pero era natural, aunque me molestaba porque yo ya me había pasado de la mayoría de edad y era lo suficiente madura como para esto. Pero en fin. Escuche como salió el auto de papá con Haddy atrás, ella me dijo adiós y yo le tire un beso. Luego salió mamá en mi auto y me dijo << te veo más tarde linda >> luego se marchó.
Con mi cabeza en mis dos rodillas juntas, sentí cómo se acercaba un auto, me dio indiferencia porque habían pasado demasiado autos, este era como el décimo, así que me dio igual, excepto cuando levante la cabeza y vi que se parquearon a unos metros de mí, era un Dodge Challenger 1970 en color negro, impecable, polarizado y bien cuidado, un muy buen auto, deportivo y me llamaba demasiado la atención, más que mi auto. Admiraba el auto detenidamente, después no fue necesariamente el auto lo que admire, del Dodge salió un joven alto, esbelto, y cuando le vi el rostro, supe de inmediato quien era, estaba a unos metros de mi así que con solo verle la figura no lo reconocí, pero su rostro, que iluminaba días, se apreciaba de aquí a Roma. Era Michael.
Me quede sentada, y el salía del auto indiferente y cerio, con gafas de sol obscuras, siempre apuesto. Llevaba unos jeans negros ajustados y una camisa de color negro con botones abierta hasta la mitad del pecho con una playera blanca abajo. Un encanto. Parecía demasiado serio y decidido, y no me había dado cuenta con el estilo y elegancia que caminaba. Verlo era demasiado entretenido y fascinante.
Al fin se acercó lo suficiente y empezó a cambiarle la expresión bajo esos lentes obscuros que escondían la misteriosa mirada. Ya estaba casi a mi lado y se quitó las gafas. Yo solo lo mire y él se rio.
-¡¿de qué te ríes?!
-de nada-hiso un ademan y me ayudo a levantarme de la acera- solo me pareció gracioso como miraste.
-ah bueno.
-por cierto, hola-me saludó- ¿Cómo estás?
-interrogada y sintiéndome una criminal.
-¿Qué paso?-dijo, tome mis cosas y empezamos a caminar hacia su auto.
-nada importante, salvo que papá me interrogó porque quería saber más de ti. Que por cierto, ¿Cuántos años tienes?
El rio otra vez, solo que ahora entre bufar y reír.
-tengo 22.
Sabía que estaba en lo correcto. Él era un año mayor que yo, no era gran cosa.
-ah bueno, tenemos casi la misma edad-sonreí- al menos no le dará ataque de pánico a papá.
Reímos.
-por cierto, me encanta tu auto.
-muchas gracias, pero solo por hoy mi auto será más lindo.
-¿Por qué?
-porque una preciosa chica se subirá en él.
Me sonroje y el solo me abrió la puerta del auto mientras se reía. Entro a su auto también y se puso las gafas de nuevo.
-me vengare Michael…
Sonrió juguetonamente y arranco el auto.
En el camino a la universidad, fuimos charlando, ahora ya era más natural, y eso nos agradaba mucho a los dos. Era muy divertido, pero a la vez respetuoso y educado. Pasamos por las calles hacia la universidad charlando amigablemente, riéndonos y pasándola bien, mientras la radio pasaba una canción de Stivie Wonder, Madonna o una de Rod Steward. Cuando nos dimos cuenta ya estábamos caminando por los pasillos de la universidad. Me percate que muchas de las chicas de la clase de Michael me miraban odiosamente, casi me tragaban con la mirada, y mejor baje mi cabeza y seguí caminando, muy pronto nos encontrábamos en la puerta de mi primera clase.
-supongo que ya entraras…
-suspire-si…y supongo que tú te iras a tu clase.
-así es…-dijo moviendo su pie y viendo hacia abajo vacilante.
-bueno…te…veo luego.-dije entrando.
-¿Caira?
-voltee-¿si Michael?
-te iré a dejar a tu casa, ¿verdad?
-no quiero abusar de ti. Pero como lo del auto…
-sí, me lo prometiste.
-es cierto, entonces…
-hasta la salida-sonrió.
-ok, te veo…
Sonreímos los dos y cada uno se fue a su clase. Yo entre a la mía y me miraban como si fuera un bicho raro. Emmily y María me miraban divertidas, eso significaba que me estaban molestando entre ellas, moví la cabeza de disgusto y me fui a sentar.
-¿ya le entraste?-susurro de golpe Emmily.
-¡Emmily!, ¿Cómo puedes decir eso?-dije en el mismo tono.
-se nota que entre ustedes hay algo…-añadió María.
-cuéntanos. Somos tus amigas.
-¿quieren que les cuente?
-sí.
-por supuesto.
-bueno. EL NO ES NADA MIO, es solo mi amigo, y admitiré que es hermoso, pero que yo sepa NO SOMOS NADA MÁS QUE AMIGOS.
-¿estas segura?
-desde luego.
-bueno…pero las chicas de medicina te mataran-dijo Emmily.
-¿Por qué?
-bueno es obvio-suspiro Emmily- tu misma lo dijiste, “él es hermoso”
-ahí tienes tu respuesta Caira-dijo María.
-Caira, te explicaremos. El chico del cual te hiciste “amiga”-dijo Emmily haciendo énfasis en “amigo”, lo cual me hiso hacer una cara de disgusto.- es el chico más deseado de medicina, de todo este curso, tal vez de la universidad.-
-piénsalo. Es aplicado, un genio. Educado, refinado, y elegante. Un apellido de clase. Un buen auto. Y para ajustar es guapísimo. ¡El paquete completo!-secundo María.
-y ustedes sabían esto… ¡y jamás me lo dijeron!
-hasta ahora te observamos con él.
-no es nuestra culpa. No sabíamos que te ibas a hacer amiga de él.
Era cierto. No les había contado sobre la tarde en los videojuegos. ¡Se debía a que yo no era de las que se mantenía los 7 días de la semana contándoles todo a mis amigas!
-¡señoritas!, ¡Stephan!, ¡Luckhood!, y ¡Valley!, ¡dejen de hablar como loras!, la clase es para poner atención, no para comentar sus locuras de jóvenes.
-lo lamentamos profesor. Teníamos unas dudas-dijo Emmily educadamente.
-pues a mí se me preguntan las dudas, NO A SUS COMPAÑERAS señorita Stephan.
Emmily se resignó y nosotras con María solo miramos resignadas también. Luego sonreímos divertidas por la llamada de atención y el profesor siguió con la clase.
El día siguió, hubiera deseado poder decir, “mi día está bien, no hay nada anormal”, lastimosamente no era así, pase el día hablando con mis amigas al respecto de Michael mientras evitaba las malas miradas de varias chicas y cada vez me sentía más como un monstruo o algo, en ese momento agradecí no ver a Michael, ya que si el me miraba me saludaría y habría más drama. Pero a la vez caí en cuenta que no tenía que importarme que unas 50 chicas me odiaran, después de todo es mi vida y puedo hacer lo que quiera con ella, me repetía una y otra vez.
Así el día transcurrió. Estuve más tranquila y pues ya me daba igual lo que pensaran de mí, siempre me dio lo mismo, pero a veces a esta edad da el miedo a ser criticado que comúnmente afecta a todos los jóvenes, pero a unos los afectaba en un mínimo porcentaje. Mis amigas me dijeron que ellas me protegerían de cualquier inconveniente, les agradecí, pero les dije que no era necesario, pero ellas persuasivamente, me convencieron de su ofrecimiento.
Ya era la hora de salida, y estaba sentada igual que en la mañana solo que en uno de los bancos del campus, ignorando lo demás, el día estaba hermoso. Sentí como las miradas frías y prejuiciosas pasaban. No era buena con la mirada, así que tenía la cabeza baja y expresión seria.
-¿Qué haces tan sola?
Levante la cabeza torpemente. Y vi quien me hablaba, era Michael. Por alguna razón al ver su mirada amigable y cálida, con su sonrisa llena de vida, se me olvido todo el drama del día. Me sentía renovada, era como magia. La magia de Michael.
-ah, es que estaba esperándote-dije.
-bueno, ya vine. ¿Nos vamos?-dijo amablemente.
-está bien-sonreí.
Nos fuimos en silencio a su auto. Pude ver que él se dio cuenta de las miradas prejuiciosas al igual que yo, vi que sus amigos estaban ahí y él les hiso una seña y luego con me puso su mano en el hombro, una mezcla de electricidad y escalofríos, y un ademan para que entrara al auto. Yo entre en silencio y él se fue a donde estaban sus amigos. Acomode mis cosas en mis piernas y vi por la ventana. Michael hablaba con ellos con seriedad; pude ver que se despidieron, después de un rato, y ellos se fueron indiferentes a sus autos y Michael regresaba al suyo con las manos en los bolsillos. Entro al auto y se puso las gafas. Arranco el auto. Ahora si me impresionaba su seriedad. Pero...no quería preguntarle nada, dejaría que el me revelará lo que me quisiera revelar.