Los nervios de hace un rato-por conocer a los padres de Michael- habían pasado. En verdad no quería entrar a casa, y el problema era que ¡no sabía por qué!, esta intriga me estresaba. ¿Cómo era posible que yo misma no supiera que sentía?, eso estaba demasiado raro y ya estaba harta de esto. Y de repente, Michael detuvo el auto enfrente de mi casa y apago lenta y tranquilamente el motor. Habíamos estado algo cayados en los minutos que tardamos en llegar a mi casa. Error mío.
-¿Caira?, ¿estás bien?
-ah sí Michael…solo…
-te conozco. Tienes algo...
¿Qué le respondía?, ¿Qué tenía sueño? Vamos, tenía que ser sincera no podía mentirle a él, ¿quién podría mentirle a el?, suspiré.
-tengo algo. Pero no sé lo que es…
-estamos iguales…-dio un gran suspiro y cruzó los brazos frustrado.
Nos quedamos callados un momento. Sin pensarlo. Sin analizarlo. Rompí el silencio con una decisión inesperada.
-creo que necesitamos reflexionar, ¿no crees?
-¿a qué te refieres?
-a un tiempo.
-¿un tiempo?, te refieres a…
-que nos demos un tiempo. A eso.
-bufó-¿Qué nos demos un tiempo?, ¿a qué te refieres con eso?, ¿Qué me aleje de ti para siempre?
-no Michael, no es así. Me refiero a que nos demos un tiempo, ya que los dos sentimos lo mismo, pero no sabemos que es, y en lo que lo descubrimos, debemos de darnos un tiempo para reflexionar y resolver ese acertijo que tanto nos agobia.-dije y abrí la puerta y salí del auto y el rápidamente salió también y caminamos, casi en persecución, a la puerta de mi casa.
-entonces…no te veré hasta que estemos claros de lo que sentimos.
-así es.
-¿y si lo que sentimos es demasiado para entenderlo?
-habrá un problema. Pero no lo sabremos hasta entonces.
-entonces…supongo que-extendió la mano-¿trato hecho?
-trato hecho.-dije y lo abrasé, sonrojándome por supuesto, pero era reconfortante.
-gracias por lo de hoy. Fue especial.-dijo a mi oído.
-al contrario, gracias a ti por la invitación. Y por aclararme bastante la mente.-lo solté lentamente.
-te veré después, supongo. Si el razonamiento nos lo permite.
-creo que el razonamiento será amable con nosotros.
-eso espero…feliz noche-tomo mi mano, y selló nuestro trato besando mi mano caballerosa y dulcemente.
Sonreí y le hice un ademan de despedida. Después de su última hermosa sonrisa solo lo vi caminar hacia su auto, luego esfumarse en la noche, dejándome con un nudo en la garganta y con la intriga más grande de mi vida.
Nunca había sentido los días eternos- y habían pasado muchos-. El tiempo pasaba como gotas de agua resbalándose por una roca después de una lenta tormenta, y yo hubiera querido ahogarme en ella. No era depresión. Era confusión. Pero a veces la confusión tiene su mismo efecto. Y yo, por supuesto, lo tenía bien claro.
Ir a la universidad y verlo pasar como si yo no existiera era terrible. Cuando yo miraba a sus ojos en un descuido, su brillante mirada se había transformado en una melancólica y preocupada mirada, y me sentía completamente culpable, porque lo era. Biología era un desastre sin nuestras sonrisas y juegos de miradas. Ir a clases era simplemente una tortura. Y todo se hacía solo para descubrir que sentíamos, y aso aun no lo habíamos conseguido. Por fuera parecíamos normales, con nuestros amigos y todo, pero por dentro estábamos confundidos y aturdidos. Mis amigas se dieron cuenta de que no le hablaba, y por un milagro, no comentaron nada; y al parecer los amigos de Michael tampoco. Con respecto a mi vida en casa, todo estaba bien. Al parecer mi madre estaba mejor que antes, eso me llenaba de felicidad y hasta lo de Michael se le olvidaba cuando la veía feliz y fuerte, la verdad es que eso era un gran regalo del destino. Y después de algunas semanas, estuve meditando y al fin accedí a hacer algo que todos alguna vez hacemos con nuestra madre: pedirle un consejo. Entonces esa noche:
-¿mamá?, ¿puedo hablar contigo?-entre despacio a la cocina y tome asiento.
-claro hija.-dijo apagando el café y sentándose a mi lado -¿Qué pasa Caira?-dijo mientras acariciaba mi hombro. Eso me dio mucha confianza. Y le conté todo. Ella entendió cada detalle, y me miraba tiernamente, asintiendo atentamente a lo que le decía. Le conté que Michael me hacía muy feliz en mis depresiones, pero que empezamos a sentir algo desconocido, y nos distanciamos por eso, y ahora estábamos aturdidos y confundidos. Y Hasta que por fin termine de contarle todo, con detalles y aclaraciones.
-¿y… qué opinas?
-hija…-puso su mano en mi mejia, acariciándome con ternura y viéndome de la misma manera, eso me decía que ella sabía la respuesta. La respuesta a toda esta confusión. La respuesta a mi ignorancia. Y con esperanza la observe detenidamente, a que me dijera su brillante respuesta, y sabio consejo.
Los muchachos habían convencido a Michael de “salir a despejarse”, aunque él sabía que iban de “cacería”, pero aun así fue con ellos, pensó que tal vez encontraría une distracción. Se encontraban en un restaurante bastante concurrido de las afueras de L.A, en un barrio juvenil y bastante peligroso si no se andaba en grupo, un típico ambiente muy callejero, y tal vez rudo. Según los padres de Michael, él estaba estudiando en casa de Erick, pero no era la primera vez que hacían este tipo de salidas. Los muchachos estaban conquistando chicas, unos bailando con ellas, otros ya las estaban besando afuera del restaurante y otros tomaban algo en la barra; Erick y Michael estaban sentados en una mesa tomando algo con 3 chicas, Michael se mantenía serio y a veces se reía de algún chiste de Erick, o de algún intento infantil de conquistar a las chicas, las cuales se reían de absolutamente todo lo que decía Erick, y así se pasaron buen rato, era obvio que las 3 chicas eran “propiedad de Erick”, ya que Michael nunca le interesaba eso de “cazar” o ligar con chicas que eran fáciles por así decirlo.
-oigan señoritas… la llevare a otro lugar después. Solo hablare de algo con la tumba de acá-dijo viendo a Michael-las veo luego linduras-dijo guiñándoles el ojo mientras ellas se rieron y se fueron divertidamente a otro lugar.
-¿tumba?
-claro amigo, parecías tumba, ¿Qué rayos tienes?, cuando salíamos al menos bailabas con unas 5 chicas en toda la noche y a veces hablabas un rato con 2, ¿Qué te pasa ahora?, ni siquiera has pisado la pista de baile, y tú eres el rey de la pista.
-ah…
-Erick lo tomo de los hombros fuertemente-¡¿Qué tienes viejo?! , ¡¿Estas enfermo?!
-suéltame-dijo Michael quitándole las manos a Erick-tal vez si estoy enfermo, no se Erick-dijo mientras se sentaba bien y se componía la chaqueta.
-has estado distraído, diferente, distante, se podría decir que deprimido. ¿Qué pasa?, confía en mi viejo, soy tu mejor amigo, cuéntame que te pasa.
-si lo supiera te lo dijera.-bufó.
-¿no sabes que tienes?
-no. Y no es fácil estar así. No dejo de pensar…
-en ella.
-¿ah?, ¿de qué hablas?, ¿de que ella?
-Caira Valley. Tu amiguita esa. ¿Estas así por ella no?
-si es por ella. Pero NO SE LO DIGAS A LOS DEMAS, odio cuando se ponen a molestarme y hacerme bromas. Pero el problema es que no sé lo que siento, es algo muy nuevo y confuso.
-viejo…-dijo poniendo una mano en el hombro de Michael- tu…
-hija…mi hija…mi linda niña…lo que tu sientes…es amor. Estas enamorada de Michael hija.
-yo…estoy… ¿enamorada?
-Tú estás enamorado viejo. Totalmente enamorado de esa chica. Te conozco.
-ena…mo…rado. Enamorado. ¡Estoy enamorado!, ¡eso es!, estoy enamorado de Caira-se tocó la cabeza-eso explica todo, la amo, todo este tiempo he estado enamorado de ella.-dijo dando el más enorme suspiro de su vida.
-¿y qué harás?, viejo.
-no…se-dijo resignado.-esto es demasiado para mí, no me cabe tanto en el pecho. Y ahora sé lo que es.
-así es cariño. Estas enamorada. Ya eres bastante mayor, y tienes la madurez para tener alguien especial en tu vida. Quiero que seas feliz, y si Michael te hace feliz… ¡tienes que estar con él!
-su… pongo. Gracias por entenderme mamá-la abrace fuertemente.-eres la mejor.
Era viernes por la noche. Y los dos iban a esperar hasta verse en persona para decirse los que sentían, sin estar seguros de lo iban a hacer en el futuro; pero querían liberarse de este sentimiento tan enorme y hermoso, que los controlaba y los envolvía en un frenesí de amor.