miércoles, 25 de mayo de 2011

Capítulo XX: Y tú no estás aquí conmigo.

Tres semanas después…

-¿quieres un helado?
-¡claro!
-vamos.
Ir a traer a Haddy a la escuela era algo tierno. Caminar era algo también lindo y natural. Cruzamos la avenida y paramos en el puesto de helados.
-¿Qué sabor quieres?
-¡fresa!
-de acuerdo.-dirigiéndome al que atendía-dos de fresa por favor.
-ok.
-¿pronto saldrás de la universidad, no?
-sí. Ya casi son mis vacaciones de verano. Y el otro año me graduare.
-ya veo…
-así es-recibiendo los helados y dándole uno a Haddy.
-gracias.
-de nada-al que atendía-¡gracias!
Salimos. La tarde estaba bastante apacible y fresca. El helado no estaba tan mal.
-¿vendrás a escoger casa con nosotros?
-no lo sé. Se los dejare a ustedes. ¿Cuándo irán?
-iremos mañana con el tío. Creo que no será en Los Ángeles donde nos quedaremos.
-es razonable. Creo que un cambio estará bien.
-¿me escondes algo verdad?
-Haddy…-me puse en cuclillas frente ella-no iré a vivir con ustedes. Los visitare siempre que pueda, si puedo todos los fines de semana y cada feriado, te lo prometo.
-¿Por qué no vivirás con nosotros?-dijo algo melancólica.
-quiero graduarme en esta universidad Haddy. Tan cuando me gradué me iré con ustedes.
-¿Dónde vivirás?
-en un apartamento.
-pero vendrás con nosotros en cuanto te gradúes.
-claro que sí.
-¿me lo prometes?
-si bobita-la abrase.
-cuidado…me mancharas de helado jajaja.
-jajaja, está bien.
Seguimos caminando hasta la casa. En la cena papá nos habló que venderíamos la casa. Para él era demasiado difícil vivir ahí, no dormía desde hace mucho, así que tenía que escoger una nueva casa cuanto antes, con respecto al vivero de mamá…se lo vendimos a Path, ese dinero junto con el de la venta de esta casa, que ya tenía compradores, serviría para las comodidades de la nueva. Yo ya había alquilado por un año un apartamento y ya estaban mis cosas ahí, por el momento dormía aquí, pero mis cosas estaban allá. Haddy y yo cuidábamos de papá, porque él era el más afectado, pero sabíamos que juntos todo saldría bien.

Ya era sábado. Hoy iban a ver una casa. Me despedí de ellos, era todavía muy temprano, así que solo me cambie y me fui a la biblioteca. Estaba feliz de que pronto papá estaría mejor, los cambios en la vida son muy buenos. Cambios. Ahora que recordaba…hacia 3 semanas que no hablaba con Michael…desde aquel incidente, me sentía como una completa tonta por dejarlo así de repente, tiene razones para estar furioso conmigo, y tiene derecho a no llamarme. Sin embargo  yo lo llame una noche, y nadie me contesto, insistí, pero fue en vano. Eso fue muy  deprimente, pero en fin solo esperaba que el estuviera bien, solo eso bastaba.
Tome 5 libros que me interesaron y los alquile, me quede unas horas leyendo, termine de leer un libro y dejar a la mitad otro, así que devolví uno, ya era tarde salí de ahí y pase al supermercado. Vivir sola no era tan malo, había conseguido un trabajo de medio tiempo en una editorial, me pagaban bien, solo tenía que tomar una vez el metro y mi horario era de 7 a.m. a 4 p.m, y podía pasar por Haddy a la escuela, usualmente los niños de primaria salen a las 3 pero ella salía más tarde por sus entrenamientos de soccer, me gustaba mucho ir a traer a Haddy, me gustaba caminar, hasta se me había olvidado que tenía un auto, pero bueno esto de traer a Haddy se acabaría pronto, pero, por papá, valdría la pena. Compre mi comida para una semana y tome el metro. Estaba cómoda con mi nueva vida, y la verdad me sentía muy bien, pero…a veces en mi apartamento me ponía en estado de agonía, y a veces pasaba horas y horas llorando y golpeándome contra las paredes, tenía varias heridas en el cuello hechas por mis uñas y unas cuentas en los brazos por rasguños en la pared. El psicólogo dijo que era  solo un estado de depresión crónica, y que necesitaba una distracción, por eso conseguí trabajo, pero por lo visto no era suficiente, necesitaba algo más para salir de eso. Abrí la puerta de mi apartamento y entre, deje mis cosas en la mesa y me fui a poner la pijama a mi habitación, mi apartamento era espacioso, practico para una joven estudiante, solo tenía dos habitaciones, mi cuarto y mi biblioteca, y el baño que estaban arriba y abajo mi sala, mi cocina con un desayunador y una pequeña mesa para 4 un poco más allá de la cocina y después un pequeño patio trasero. Baje con mi pijama puesta y ordene mis cosas en el refrigerador y mis libros los puse en la mesa de la sala, tome un vaso con agua y abrí uno de los libros y comencé a leer. Solo tenía 4 vecinos, 2 de ellos parejas de gente de tercera edad, unas vecinas que eran dos chicas estudiantes que vivían juntas y en el otro apartamento otro chico que era pediatra. No molestaban para nada, algunas veces las chicas se peleaban y sus gritos se escuchaban hasta donde yo vivía, pero en vez de molestarme me divertía. Sonó el teléfono. Puse mi libro en la mesa y conteste:
-¿hola?
-¡¿hola!?
-ah…Emmily, ¿Cómo estás?
-normal no me quejo. ¿y tú?
-igual. Oye ¿quieres cenar conmigo?
-¡claro!
-ok ahora mismo llego, llevaré algo de sushi y cerveza, ¿ok?
-ok, te espero…oye quédate en mi casa, trae pijama.
-mmm…está bien, tardare un poco más entonces, traeré algunas películas, ahora llego.
-ok, te espero.
Colgué.
Tome la bolsa donde estaban los libros y los subí a mi habitación, luego volvió a sonar el teléfono. Baje corriendo, ¿Qué quería ahora Emmily?, llegue a la sale y conteste:
-¿hola?
-hola…
Esa voz. Mi cuerpo se estremeció.
-hola…Caira.
-Michael…
-¿Cómo estás?
-b-b-bien, he he , ¿y tú?
-bien, ahora que te escucho. Perdóname que no te he llamado, he estado de viaje con mi familia y la familia del mejor amigo de mi padre y madre, es un fastidio, créeme que lo que más quería era escucharte, aquí es una prisión.
-¿tan malo es?
-no sabes cuánto…
-me doy cuenta.
Reímos.
-pronto llegare y te llevare a donde quieras. Te extraño.
-gracias…y yo tam…bién te he extrañado Michael…-mi voz se quebraba.
-que feliz me hace escuchar eso.
-Michael…con respecto a lo que paso la otra vez…lo siento…mucho
-no importa, te entiendo.
-lo siento.
-perdóname a mí por ser tan tonto.
-¡no lo eres!, fui yo la tonta…solo me puse nerviosa…
¿POR QUÉ HABIA SOLTADO ESO?, ahora era obvio.
-¿enserio?...
-…..
-¿y si te digiera que a mí en ese momento sentía que mi corazón se iba a salir en cualquier momento?, creo que es obvio…lo que…siento…
-... ¿Michael?
-c…a…se…corta…
Se cortó.
Me quede petrificada en el sillón. No sabía que decir ni que pensar. << creo que es obvio lo que siento>>, eso resonaba en mi mente…y corazón, dejándome sin palabras para explicar lo que sentía. Lo único que sabía era que…había algo entre los dos. Algo fuerte e indestructible.

domingo, 8 de mayo de 2011

Capítulo XIX: Tu abrazo.

Los pétalos de las flores revoloteaban tal mariposas en conjunto con el viento cálido y tierno viento de Mayo, golpeando contra mi cabello, con las puntas empapadas, escondiendo mi sonrisa de paz. Esa paz tan indescriptible que sentía me tomo por sorpresa. Pero analizando la filosofía de la situación…me di cuenta de que era un sentimiento que sobrepasaba la verdad humana, entendía por completo su fallecimiento, y estaba satisfecha y llena de paz, ¿Cómo lo logre?, tal vez era algo divino, algo que dictaba que tenía que ser la más fuerte de la familia, para que ellos siguieran adelante. Y estaba dispuesta a aceptar esa responsabilidad. Me senté con las piernas cruzadas sobre el pasto y con ademán Haddy me decía que me apresurara, le grite que me iba a regresar en metro, ella le dijo y papá, subió al auto y se fueron. Me quede sola. En ese apacible y cálido cementerio, me imaginaba algo más gótico y frio, pero era como estar en un hermoso jardín, con muchas fuentes, y la verdad ni siquiera parecía un cementerio, parecía un enorme terreno con varios jardines.  El ambiente era pasivo y sereno…o tal vez yo lo sentía así. Me tocaron el hombro de repente…la luz del solo me impedía ver el rostro de quien estaba ahí junto a mí, pero yo conocía esas manos tan cálidas…
-Caira…-se arrodillo ante mí, con un enorme ramo de tulipanes-Caira…
No dije nada. Solo lo abrace, lo abrace como si fuera mi último abrazo, como si mi vida dependiera de eso, como si en el me pudiera dar todas las respuestas. El me rodeo por completo con los brazos, acariciando mi cabello, mientras dejo caer suavemente el ramo. Su aroma era reconfortante, su calor era alivio y el latido de su corazón era una melodía. Ya no  había lágrimas para mí… pero quería quedarme abrazada con él por siempre…
-lo siento tanto…-rezó él.
-no lo sientas…no seré egoísta…-respondí, con un hilo de voz.
-hare todo para que te sientas bien.
-ya lo haces…con preocuparte por mí.-el me apretó más-ya me quiero ir. Ya tengo la fuerza para irme de aquí.
Nos separamos un poco, seguíamos a centímetros.
-¿estas segura?-dijo poniendo su mano melancólicamente sobre mi mejia.
-sí.
-¿te puedo llevar?
-claro. Pero no quiero ir a casa.
-ni yo a la mía.
Sonreímos. No necesitábamos las palabras. Me tomo de la mano y nos levantamos de ahí, caminamos hacia su auto, y yo por última vez voltee a ver a su última morada, mágicamente una flor voló hacia su placa, yo solo sonreí, y sentía su espíritu en mi corazón. Yo sabía que al estar con él, hacia lo que ella quería. Y a la vez lo que yo anhelaba y deseaba tanto. Yo lo amaba, y no caí en la conclusión hasta ahora. Ella me lo había aclarado. El me lo había confirmado…pero ahora…solo quedaba saber si el sentía lo mismo.
Nos subimos al auto. Y en el camino solo intercambiábamos miradas, ahora me daba cuenta que no necesitábamos las palabras, y en verdad…mamá tenía razón…mi corazón no paraba de latir…las millones de mariposas no dejaban de revolotear, yo quería ser todo para él, como él era para mí.
Quería que me llevara lejos de aquí…lejos…muy lejos…pero lamentablemente me di cuenta de la hora, ya era de noche y sabía que papá se iba a preocupar.
-Michael… no quería ir a casa…pero ya es tarde…y papá se preocupara…
-lo entiendo…te llevare a casa.-sonrió.
-gracias…
Retorno a mi casa. Y en el camino lo notaba como si me quisiera decir algo…pero no lo hacía, solo me sonreía y de repente me tomo la mano en el camino, fue tan lento…tan tierno…tan cálido…me sonroje y el también…podía sentir su presión…era fuertísima y vigorosa…su mano era tan suave…quería…quería quedarme con el…por siempre. Llegamos a mi casa, y por alguna razón mi sentimientos me hicieron ponerme nerviosa, y Sali del auto sin despedirme de él, y abrir la puerta de la casa agitadamente. Cerré la puerta…y me deje caer en el porche. ¿Por qué me puse así?...creo que lo que sentí fue demasiado fuerte para aguantarlo.

Esa noche salude a mi padre y a Haddy, al parecer estaban bien…hasta sonrientes, con esa satisfacción me fui a mi habitación, y me dormí en paz, y con amor…pensado: siempre que pasa algo doloroso en tu vida, eres recompensado con algo aún más maravilloso. Jamás comprendí esas palabras, hasta ahora.

lunes, 2 de mayo de 2011

Capítulo XVIII: La señora Valley.


Estar enamorado es raro. Aún más raro cuando no sabías que sentías, hasta que llega una luz que te dijo la verdad. Y pues esa noche dormí en las nubes; hasta papá y Haddy se preguntaban por qué estaba tan feliz y con una sonrisa boba en los labios, y mamá solo se reía en susurro y me sonreía graciosamente.  Al verme al espejo, pude ver que mi rostro estaba iluminado, y  en mis ojos tenía un brillito especial, en el fondo no quería  que me lastimaran, no quería perder a alguien a quien había llegado a amar tanto, y era estúpido pensar eso, yo sabía que el jamás haría algo como eso…pero aun así mis miedos me seguían abatiendo. Aun con esos pensamientos negativos acerca del amor, se sentía tan bien sentirlo, era una mezcla de ilimitadas subidas a una montaña rusa, fuegos artificiales y millones de mariposas en el estómago. Sonaba cursi, y hasta un poco exagerado, pero estaba tan feliz, y me sentía tan bien que miraba todo hermoso y nuevo. Envuelta en ese sentimiento me quede dormida, aun con la sonrisa boba y las mariposas en el estómago. Todo está bien…todo estará bien…todo estará bien…

*

Baje a desayunar de lo más normal, algo cansada porque había dormido de lado; pero al menos tenía más clara la mente que anoche. Me dio curiosidad que mi padre y Haddy no estaban en sus camas como de costumbre, por lo cual pensé que…algo había pasado, y no me equivoque.
Baje hacia la cocina y vi que ahí no estaba mamá, en la sala no estaban papá ni Haddy, ¿Dónde estaban?, usualmente si salen me dejan una nota, pero ahora no había nada. En frustración, sonó el teléfono. Y lo conteste:
-¿hola?
-¡Caira!, ¿ya estas despierta?
-sí, si papá, ¿Qué pasa?
-necesito que vengas al hospital. Es tu madre…
Ni siquiera deje que papá terminara la oración, tome mi abrigo y mis llaves y me fui de inmediato al hospital, lo más rápido que pude. Tire las puertas de la entrada, no sabía qué hacía, mi cuerpo se manejaba solo, por dentro estaba vacía de pensamientos, vacía, vacía…
-¡Caira!-se levantó papá de su asiento-que bueno que legaste.
-¡¿y mamá?!
-en intensivo. De emergencia.
Me deje caer en la silla. Con los ojos en blanco, al igual que todo mi ser. Ni siquiera me percaté de que Haddy estaba casi igual, pero mucho menos rara que yo. Acaricie su cabeza, sin quitar los ojos del vacío, y ella solo se aferró a mí, con todas sus fuerzas, yo solo la rodeaba, sin decir nada. Papá tomo asiento también. Nos quedamos ahí. Con el silencio más asesino de la historia. No pensaba ni hacia nada. Mi mirada seguía en la nada, apenas sintiendo el calor de Haddy. Luego levante la vista cuando vi a una enfermera caminando hacia nosotros.
-¿señor Valley?, ¿puedo hablar con usted?
-si señorita-se levantó-ahora vengo…-nos dijo.
El presentimiento.
-llego hacia ella-¿si señorita?
-tenemos noticias de la señora Valley.
La intriga.
-.....-bajo el rostro.-por favor…-puso su mano en la pared, viendo hacia abajo, con la esperanza que de ella saliera algo que lo llevara lejos de todo.-por favor….por favor…dígame que…-las lágrimas lo inundaban, no lo dejaban terminar-…..dígame….di… ¡dígame que está bien!-levantó la cara bruscamente, alterado  y con el rostro ahogado en lágrimas-¡DIGAME QUE ESTA BIEN!, ¡QUE TODO ESTA BIEN!...¡QUE…
-lo lamentamos mucho…
La verdad y el clásico cuento.
-hicimos lo que pudimos.
La destrucción.
-ella…ha fallecido.
Llega el momento. El momento en donde el dolor es tan grande…que ni siquiera un mínimo musculo se puede mover, donde el cuerpo se duerme y los ojos se congelan. Donde la razón de tu mundo se va…y te deja el enorme agujero, con heridas tan enormes…que cada palpitación duele. El desangramiento interno te desgarra el alma y no queda más que hacer que…seguir. Habían millones se soluciones y mutilaciones, pero el señor Valley no era de esos hombres. Caira y Haddy, escucharon todo. Se quedaron atónitas, sin habla, en blanco. Habían estado preparados para esto, así que el dolor ya no era tanto, y sabían que por ella tenían que hacer lo mas coherente en la vida, sin importar lo duro que iba a hacer vivir sin ella, sin una madre, sin otra parte de ti. El señor Valley solo tomo de la mano a Haddy y Caira tomo a Haddy también del otro lado, y salieron en silencio, a esa inmunda puerta de hospital, allá afuera donde los esperaba el primer día, del resto de sus vidas.

*
Siempre me pregunte por que la gente lloraba en los funerales hasta más no poder. Ahora lo entendía claramente. Cuando estas avisado de las cosas, algunas veces, duele mas ya que recuerdas que siempre te decía que en cualquier momento esa persona se iría. Sin embargo yo no recordaba eso…recordaba…la última vez que la vi en el baño, recordaba eso tan claramente, aunque solo habían pasado, sin saber cómo lo había soportado, 2 días. Esa noche…la única vez que me levante para lavarme la cara, ella estaba ahí…

*Flashback*

-hija…
-¿mamá?-me voltee rápidamente, entre la obscuridad alumbrada por una luz invisible a los ojos-¿Qué haces despierta?-dije acercándome a ella y tocando su rostro.
-nada. Te escuche venir. Y quería verte.
-ah…por cierto…quería darte las gracias por el consejo. Gracias por ser mi fuerza mamá-sonreí.
-no fue nada. Solo quiero…-me tomo de los hombros-solo quiero que seas feliz. Vive tu vida lo mejor que puedas. Yo siempre estaré ahí para ti. Siempre…-la tome en mis brazos, y no sabía por qué pero la abrace con todas mis fuerzas, con todo mi amor, la llene de besos y de la nada empecé a llorar, mientras ella acariciaba mi cabeza y repetía: “siempre…y para siempre…nada ni nadie hará que yo esté lejos de ti…”
-te amo mamá…-dije soltando esa fría lagrima…y ese llanto que trate de contener.

*Fin de Flashback*

<<siempre…y para siempre…>>, rondaba en mi cabeza mientras yo en el pasto sentada ponía las ultimas flores que habían traído, estas eran las mías.
-nos iremos al auto. Te esperamos ahí.
-está bien papá.
Mis lágrimas dejaban gotas en mis flores. La lagrimas salían, mientras una sonrisa de satisfacción llenaba mi rostro, inundándome de seguridad…pero de lo que más me llenaba…era de una enorme paz, esa paz indescriptible...que te deja una persona que paso a la eternidad.