sábado, 17 de diciembre de 2011

Capítulo XXX: Sorpresas y Reencuentros.


¿Cómo pase la noche?...algo así como: me dormía, me despertaba, dormía, me despertaba, y así sucesivamente; creo tome alrededor de diez vasos de leche caliente, y ni siquiera sabía que me gustaba la leche, pero en esos momentos me importaba en lo mas mínimo.

Ahora mismo estaba en el sillón, tumbada, viendo hacia a la nada. La verdad los nervios ya se habían ido, pero fueron sustituidos por ansiedad. No paraba de mover mis dedos en la mesa, y quería hacer algo, pero estaba demasiado cansada como para levantarme del sillón. Era muy temprano… y era sábado… así que podía quedarme aquí todo el tiempo que llevara recibir la tan esperada llamada de Michael.

Sonó el timbre.

Ok, ahora mismo no estaba para atender a nadie. Pero me levanté tal cual zombie hacia la puerta. ¿Quién rayos podría ser?... ¿mis amigas?...no creo han de querer matarme… ¿Papá?... hubiera avisado, siempre se pierde…. ¿Haddy?....a penas si la dejan salir a la vuelta de la esquina sola… ¿Fred?.... no sabe mi dirección…

Entre pensamientos Caira abrió distraídamente la puerta. Cuando subió la mirada pudo ver que era Michael con una sonrisa que hacía notable su enorme alegría.

-¡Caira!
-¡Michael!

 Se quedaron un rato en silencio solo viéndose a los ojos. Caira sorprendida y Michael realmente feliz. Hasta que Caira reacciono y abrazo fuertemente a Michael mientras el la levantaba ligeramente del suelo.

-¡Michael me voy a caer!, ¿qué paso?
-¡Soy libre!-dijo Michael volviéndola a colocar en el suelo y sonriéndole.-ya les dije. Y soy libre… ¡ya no volveré a casa!
-¡Michael eso es genial!-dijo abrazándolo emocionada y con unas cuantas lagrimas de felicidad brotando por sus mejías.

Estaba tan feliz. No habían palabras para describir cuan feliz y aliviada me encontraba. Simplemente me entregue a sus brazos y lloré, es tan delicioso llorar por felicidad… se siente tan bien. Después de que los dos gritáramos emocionados y nos abrazáramos cada 5 segundos como raros, entramos a mi apartamento y Michael me contó todo detalladamente. Yo solo lo escuchaba sin poder articular una palabra.

-Y así fue. Ahora soy libre… no sabes cuan feliz estoy.
-¡eso es genial!... pero… ¿seguro que quieres dejar tu casa?...p-pude haber esperado lo que fuera…con tal de…que estuvieras a mi lado…
-Caira…-dijo acariciando mi mejia- todo esta bien. Me gusta la vida sencilla, no esa vida llena de lujos y excentricidades que tenía. Además yo ya no podía esperar a estar contigo…-dijo besándome delicadamente. Haciéndome sentir en las nubes y no preocuparme por nada. Un beso que me hizo saber que todo estaba bien…no podía creer que ya fuéramos libres para amarnos. Y como iban las cosas no quería que este momento acabara jamás.


Mientras en la ciudad…

Tocan la puerta de esa oficina escondida de la multitud, donde el jefe del negocio que se lleva a cabo en esa oficina yace sentado analizando unos papeles.

-abre la puerta Elder.-le ordena al chico robusto de traje cerca de él.
-ahora señor.-dice abriendo la puerta.

Una chica entra sin siquiera pedir permiso, pavoneándose por la amplia oficina hasta llegar al escritorio del jefe en gran espectáculo, este mismo solo voltea su escritorio para mirarla casi indiferente.

-Buenas tardes. ¿Tenía cita, no?
-obviamente, si no, no me hubieran dejado entrar-dijo como si fuera de lo mas obvio l cruzando las piernas y jugando con su cabello.
-si tiene razón. Bueno…-reviso unos papeles- señorita, Di Carletti… ¿en qué le puedo ayudar?
-¿no le llego mi fax?
-déjeme ver… Elder tráeme mis lentes.
Ya con sus lentes en la mano reviso una carpeta y encontró el fax. Leyó detenidamente, sorprendiéndose un poco.
-interesante-dijo finalmente quitándose los lentes, haciendo a un lado la carpeta y el fax para luego apoyarse en sus codos y ver detenidamente a la señorita.-he trabajado para sus padres señorita Di Carletti, pero los asuntos que usted me esta solicitando, son algo inusual viniendo de su familia, al menos de sus padres. Al parecer  no están al tanto, o ¿me equivoco?
-no se equivoca. No están ni estarán al tanto. Lo solicito a usted porque sé que tiene discreción…y usted ya sabe…que pagaré bien-dijo demasiado segura de si misma.
-sé que el dinero no es problema para usted…pero… ¿esta atenida a las consecuencias que esto puede causar?, le puede traer muchos problemas.
-hay cierta frase que responde a eso: lucharé por lo que quiero.



En casa de Emmily, ella y María estaban en la habitación charlando y viendo una película.

-oye…hace mucho que no hablamos con Caira.-dijo María algo preocupada.
-tienes razón. Pero no se ha comunicado con nosotras y eso me tiene enojada. Es cierto que esta lejos, pero… ella sabe que la extrañamos, debería llamar.
-si tienes razón… me pregunto que habrá pasado entre ella y aquel chico de medicina… ¿crees su partida tenga que ver con él?, se le veía deprimida…por eso nos distanciamos bastante y luego cuando se mudo aun mas…
-pueda que tengas razón. Pero tendría que oír eso de la boca de Caira.

Sonó el teléfono de Emmily.
-¿Diga?
-Emmily…
-¡¿Caira?!
-hehe…Hola…
-hey, ¿Qué rayos te pasa?, ¿te comió la lengua el gato?, ¡habla bien!, soy tu mejor amiga tonta, tenme respeto.
-hahaha, ok, tranquila. ¿Cómo estás?
-estoy bien. Pero muy preocupada de ti, no te has comunicado en siglos, ¿todo esta bien?
-todo esta súper bien.
-wow, eso me alivia mucho. ¿Qué tal Roseburg?
-… supongo que ha de estar bien. No sabría decirte no he llamado a papá.
-… ¿”no has llamado a papá”?... eso significa que…
-que estoy aquí en L.A, lamento no haberles avisado. Tengo ya semanas de estar aquí, ya sabes como soy, lo siento demasiado, enserio.
-ok-volteó a ver a María- María, ¿podrías hablar con Caira?, iré al baño antes de que vaya a lo de Caira a cometer un homicidio.-dijo un tanto nerviosa Emmily.
-de acuerdo…-tomo el teléfono mientras miraba con risa a Emmily yéndose al baño-Hola Caira, ¿Qué tal?
-¡Hola María!
-Emmily se fue al  baño por algo de un homicidio.
-me lo esperaba de ella…me matará. Pero… ¿escuchaste lo que le dije?
-si, de que llevas semanas aquí en L.A, eso es genial, pero estuvo mal que no nos avisaras…
-lo sé, lo sé. ¿Pero tú si me perdonas?
-claro que si. Lo difícil es Emmily.
-me disculpare en persona. Voy para allá, ¿están en casa de ella, no?
-si aquí estamos.
-ok avísale que voy para allá, con alguien.
-uuuy, ya quiero ver a ese alguien.
-loca, ya verás. Bueno te veo luego.
-ok, te esperamos.
-¡Tu la esperas!-se escucho que dijo Emmily desde el baño.
-hay traes algo de comer, tal vez con eso te perdona.
-si, tenia pensado eso hahaha. Ok ahora voy.
-adiós.

Cortaron.


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